Cuando alguien pregunta para qué sirve la filosofía, la respuesta debe ser agresiva, ya que la pregunta se tiene por irónica y mordaz. La filosofía no sirve ni al estado ni a la Iglesia, que tienen otras preocupaciones. No sirve a ningún poder establecido. La filosofía sirve para entristecer. Una filosofía que no entristece o no contraría a nadie no es una filosofía. Sirve para detestar la estupidez, hace de ésta una cosa vergonzosa. Sólo tiene este uso: denunciar la bajeza del pensamiento en todas sus formas.
Gilles Deleuze
No me cabe duda de que todos los que nos dedicamos a la enseñanza –de la filosofía, claro está- hemos tenido que hacer frente repetidas veces a este interrogante. Las posibles respuestas son muchas y no pretendo aquí hacer una recopilación o clasificación de las mismas. Yo, en ocasiones, por pereza y por salir rápido del atolladero, he recurrido con frecuencia a las ingeniosas palabras de Deleuze que encabezan este texto.
En todo caso el objetivo de las presentes líneas quiere ser más preciso: justificar, si es posible, la presencia de la filosofía en el currículo de Bachillerato.
En primer lugar deberíamos reconocer la pertinencia de la interrogación que da título a esta entrada y de la sospecha que subyace: aparentemente no sirve –no servimos- para nada. La defensa habitual pasa por dos líneas de argumentación:
- Reconocer la inutilidad de la filosofía, pero insistir, con Aristóteles, en que todo lo realmente valioso no “sirve” para nada. Como dice agudamente Savater, “servir” viene de “servil” y la filosofía no es una disciplina servil sino señora.
- Presentar la actitud crítica o el pensamiento crítico -sea esto lo que fuere- como una “competencia” que precisa de la existencia de esta asignatura para germinar en las dúctiles mentes de los adolescentes. Esta opción suele ir acompañada de “aderezos” tales como propiciar el autoconocimiento, forjar ciudadanos, enseñar a argumentar, etc.
Últimamente tiendo a pensar que defender la segunda respuesta es del todo impertinente. Es una fatua presunción reservar para nuestro gremio el privilegio del pensamiento crítico, como si los demás precisaran de nuestras agudas observaciones para curarse del dogmatismo. Lo mismo cabe decir del autoconocimiento o el arte de la argumentación. (Me resulta especialmente bochornoso –viendo como está el patio- presentar a nuestro colectivo como maestros en el arte de argumentar.)
Es preciso reconocer que la primera opción, defender la “inutilidad” de la filosofía, es una respuesta ocurrente e ingeniosa; además ofrece el consuelo de la compañía de otras disciplinas, literatura, arte, latín, historia…, que se encuentran en una situación semejante. Esta opción nos lleva a pensar la filosofía dentro de un contexto más amplio, lo que podríamos llamar una “formación humanística”, lo que, a mi modo de ver, es una forma adecuada de plantear este asunto y encaja bien con los hechos puesto que los ataques a la asignatura de filosofía han ido acompañados generalmente de otros tantos al latín o la historia, por ejemplo.
Hace algunos años, en el 2005, hemos tenido ocasión de ventilar este asunto con ocasión de la implantación de la LOE, que traía consigo, en el proyecto inicial, poco menos que la supresión de esta asignatura del currículo de Bachillerato y la implantación, en su lugar de la Educación para la Ciudadanía, lo que provocó la airada reacción del algunos humildes profesores y también la de algún prócer entre los que recuerdo a Adela Cortina y Eugenio Trías (con más tino el segundo que la primera, por cierto). La mayoría de las intervenciones, incluida en su momento la mía, incidían en la que he llamado segunda opción que hoy entiendo como desacertada. Sin embargo la defensa de la “inutilidad” de la filosofía me parece más retórica que efectiva.
Pero en esta historia falta un ingrediente fundamental, una vigorosa línea de argumentación que consiste en otorgar a la filosofía -con Ortega y Bueno- un carácter sustantivo: la filosofía es un saber peculiar que trabaja con Ideas. Intentaré presentar algún argumento dentro de esta tradición que apunte en la misma dirección.
La filosofía habría de completar un proceso que comienza en primaria con la asignatura Conocimiento del Medio. El niño encuentra en esta asignatura una primera exposición sistemática del mundo en el que vive. Obviamente tal exposición es muy elemental y somera por lo que, en etapas posteriores, la asignatura desaparece y es sustituida por otras: Ciencias Naturales y Ciencias Sociales, principalmente, que dan una respuesta más diferenciada y precisa a los objetivos planteados en la asignatura de primaria. Podemos entender todo el currículo de secundaria y del Bachillerato en este contexto. Y hete aquí que llegamos al meollo del asunto: ¿qué sentido tiene la asignatura de filosofía en el Bachillerato? Pues, puede ser, profundizar y continuar ese largo proceso que ha comenzado en primaria: el conocimiento del medio. Entendiendo, claro está, que el medio no es sólo el entorno natural o social en el que nos desenvolvemos. También estamos rodeados de ideas que no son, como sostienen los platónicos, eternas e incorruptibles sino históricas y contingentes. Pero, como las meigas, haberlas haylas. Solo hay que saber mirar.
El lector seguramente ya sabe a dónde pretendo llegar, o más bien regresar: a Platón. Encontramos en Platón y en el Mito de la Caverna la mejor justificación de la filosofía en el Bachillerato. Ya sabemos que para el filósofo ateniense educar no es “infundir vista a unos ojos ciegos” sino más bien aprender a dirigir la mirada (“que no está vuelta ni mira adonde es menester”). El adolescente, como todos nosotros, está rodeado de ideas que no ve: democracia, libertad, materia, hombre, razón, bien, justicia, verdad, etc. Estas ideas, lo quiera o no, lo sepa o no, condicionan su vida (en nombre de alguna de ellas ha tenido que cursar Educación para la Ciudadanía en secundaria, por ejemplo) Aquel que no ha estudiado filosofía está capacitado para el pensamiento crítico… ¡faltaría más!; pero el que tiene un barniz de filosofía (para decirlo con Russell) puede captar mejor las ideas, está entrenado para reconocer su origen, detectar contradicciones entre ellas y obrar en consecuencia. Es tan simple como esto: la filosofía describe el mundo en que vivimos. Como el resto de disciplinas; ni más, ni menos.
Muy bueno Oscar, como siempre lúcido, humilde y descreído.Pero es que tú eres un filosofo poco filosofo.
ResponderEliminarYo creo que la enseñanza de humanidades no sirve para el ámbito público, o al menos , lo sospecho.No sé si sirve para socializar, es decir, domesticar, o para tener en el pesebre a unos cuantos abarzafarolas, funcionarios, intekectuales y demás ralea.Me temo que si hicieramos una sociología del docente se nos caería la cara de vergüenza.Sin embargo, en el ámbito privado, creo que pocas materias de estudio son más nobles y provechosas,( como dices porque enfoca la mirada o la vuelve borrosa) pero sin programas y currículos,y no hay en ello peligro de autodidacta, como si fuera actualmente algún saber sistemático.Un abrazo
Una entrada interesante Oscar, pero de antemano sabes que provocadora. Como adivinas, no voy a darte la razón en lo que dices. Coincido contigo en considerar como una estafa eso del pensamiento crítico, pero no puedo estar más en desacuerdo contigo cuando defiendes que la filosofía es una extensión de "conocimiento del medio".
ResponderEliminarMi consideración de la filosofía rebaja incluso la que haces tu. Creo que la pregunta de "¿para qué sirve la filosofía?" no tiene una respuesta unívoca porque tampoco creo que la filosofía sea algo homogéneo, incluso dudo que pueda considerársela como una disciplina, y desde luego no como un "corpus". Cómo mucho podría decir de la filosofía que es una tradición literaria más, y que su enseñanza está tan justificada como la enseñanza de cualquier otra tradición (poesía, novela, cine... etc).
Para lo que sirva esta enseñanza seguramente es algo que se escapa a nuestro control. En unos casos nos permitirá ampliar el tipo de cosas que los seres humanos podemos hacer, pero en otros puede ocurrir justo lo contrario.
A ver si cuelgo la charla de Soria porque también trata de todo esto.
PD. Santi, te dejo una audiencia entregada pero combativa.
Santi, me alegro de “verte”.
ResponderEliminarTe veo un tanto cínico. No eres sincero. No me creo que pienses sinceramente que la enseñanza de las humanidades, en el ámbito público, no sirva para nada más allá de socializar y amansar a las criaturas. Ya puestos tampoco sirve para nada la biología, geología, física, química, matemáticas etc.
Con algo habrá que entretener a las criaturillas ¿no?
Un abrazo.
Edu, ya sabía yo también que está vez no íbamos a coincidir.
Resumes muy bien lo que quiero decir: la filosofía como una extensión del Conocimiento del Medio.
Dices que la filosofía no es algo homogéneo. Y tienes razón. Pero yo no me refiero a “la filosofía”, sino a la filosofía que enseñamos en el bachillerato: Platón, Aristóteles, Descartes, Kant etc. Me refiero a la tradición filosófica occidental que forma parte del currículo de 2º de Bach, principalmente. Sí que estamos ante un corpus más o menos perfilado, al menos en la misma medida que puede ser homogéneo el contenido de Historia del Arte o la Literatura Universal, por ejemplo.
Por otra parte creo que, en nuestra condición de profesores de filosofía, no podemos desentendernos de esta cuestión alegremente concluyendo que a cada estudiante le puede servir para algo diferente, y que, por lo tanto, este asunto no va con nosotros.
Si no somos capaces de explicar a la sociedad en su conjunto por qué deben dejarnos a sus hijos durante 2 o 3 horas a la semana, por un periodo de 2 o 3 años, lo más fácil es que piensen como de hecho piensan y acabemos todos explicando ciudadanía, urbanidad, seguridad vial o formación del espíritu emprendedor (como sugería Rajoy hace poco).
Desentendernos no Oscar; considerar que la filosofía sólo es una tradición literaria, una forma de escribir y que puede servir a muchos proósitos, no creo que equivalga a considerar que podemos desentendernos de ella, sino al contrario.
ResponderEliminarConsidero que tiene una misión fundamental, pero tanto como pueda ser la literatura o el cine (apoyaría que exuistiera una asignatura de cine en el intituto). Se trata de mostrar a los alumnos otras formas de hablar, otros léxicos. Sólamente la literatura (y la filosofía entendida como literatura) tiene la capacidad de permitir que alguin salga de las palabras que usa habitualmente para emperzar a usar otras nuevas. El problema es que el resultado de esta enseñanza es del todo incalculable, por eso puede parecer que uno se desentiende, pero no es el caso. Yo comenzaría mis clases diciendo un "Aprendamos a usar las palabras de Kant y Platón y ya veremos qué cosas sois capaces de hacer con ellas" (en muchos casos seguramente nada).
Edu, por seguir tu argumentación y utilizar tus términos, yo, lo que entiendo es que hay ciertas “formas de hablar” o léxicos que ya están institucionalizados y como tal funcionan en la sociedad (occidental) al margen de la voluntad de los individuos. En ese sentido forman parte del “medio”. Igual que algunas narraciones: Don Quijote es, en sentido, más real que una placa tectónica, y quien no sepa de Don Quijote tendrá algún problema para desenvolverse eficazmente en algunos contextos.
ResponderEliminarLa filosofía pudiera ser como una guía de viaje que puede orientarnos e impedir que hagamos excesivamente el ridículo cuando estamos de viaje por un país que no es el nuestro, es decir, cuando abandonamos el mundo de lo cotidiano (dentro del cual la filosofía es completamente prescindible, igual que la mayor parte de las matemáticas). Tampoco es necesario irse a un país muy lejano (universidad, tertulias literarias etc), un poco de filosofía puede servir para hacer algún comentario ingenioso sobre un artículo del periódico, exponer con cierto rigor un punto de vista, comentar una novela o película etc. Pequeñas cosas que enriquecen la vida humana y con un poco de filosofía (y literatura, historia, latín…) pueden ser más gratificantes.
Óscar, tu posición me parece atinada e importante, y creo que tiene que ver con el impulso filosófico hacia la comprensión del mundo, nuestro medio único e inevitabvle.
ResponderEliminarEl lunes disfruté de la fantástica conferencia de Edu, en la que defendía lo que defiende en el comentario anterior. Su exposición me pareció fascinante, y estuvimos discutiendo mucho hasta que nos dio el sueño. Sin embargo, sigue sin satisfacerme la reducción de distinciones reales a distinciones léxicas. Entre la filosofía y la novela no creo que haya una mera diferencia de léxico, sino de una distancia abismal en cuanto a motivos, recursos, modo de comprensión y de aparecer. SI la filosofía fuera sólo un modo de escritura creo que sería absurdo leer la "ética" de Spinoza o el mismo "Ser y tiempo", habiendo novelas de Conrad o cuentos de Borges. En la filosofía existe una tensión repetida que conduce a escapar de las palabras, a exceder su marco para encarar el mundo y sus cosas. es un esfuerzo seguramente vano, pero permite al menos la modesta labor de la comprensión, que no es otra que encontrarse ante lo otro y saberlo plenbamente excesivo para el poder de las palabras. La filosofía es tragedia porque la comprensión de lo que no es lenguaje sólo puede ser dada en el lenguaje. Ésa tensión irresoluble es, creo, propiamente filosófica.
Lo hemos discutido mucho, y no voy a insistir aquí (Edu ya estará cansado de que le hable de "hechos"). Estoy más cerca de la posición de Óscar, que comparto en lo concerniente a esa naturaleza "cognoscitiva" de la filosofía. Sin embargo, lo que sí me planteo es la oportunidad de la filosofía domesticada de los programas oficiales, los BOEs y los reglamentos de régimen interior. QUizás esa filosofía "administrada" sí me produce cada vez más reparos, y pienso si no es una forma de adormecer la tragedia de la filosofía, y, por lo tanto, de acabar con ella.
Saludos a todos
Perdonadme, queridos, la malsonante expresión -que no suelo usar con frecuencia, como tampoco soy partícipe asiduo de estas conversaciones-, pero a lo mejor deberíamos definir eso de lo que habláis y llamáis "la Filosofía" como "una mierda". Quiero decir: la mierda es una cosa que hace insoslayablemente el hombre, a diario en el mejor de los casos, y que prodría enfermarle en el caso de no hacerla. Huele y tiene mal aspecto. Las hay de muchos tipos, tamaños, formas, colores, y texturas. Es en sí una tragedia, pero es el resultado de esa aprehensión del mundo a la que os referís, de la digestión de la realidad previamente ingerida, y no ofrece muchas esperanzas al hombre aunque sea el resultado además de un proceso purificativo y liberador, aligerante de la pesada carga de maldad -como decía vuestro amigo Platón-. Incluso ha servido y sirve vicariamente para diagnosticar enfermedades. No sirve en sí para nada, salvo para abonar y no siempre, pero constantemente nos la vamos a encontrar ahí, calentita, o fosilizada llamándonos la atención y modificando nuestro camino. La pulcra realidad , más atractiva y fácil con frecuencia la quiere negar, pues prefiere ofrecer otra impresión más estética. Nos recuerda que el mundo no es puro. Por eso, el filósofo, que debería estar en el Pritaneo pues hace mierda de la mejor clase i sabe digerir bien lo que come, debe ser persona de nuestra mayor estima. Es una pena lo que a la Filosofía se le viene encima con la nueva Ley educativa, pues en vez de mierda vamos a encontrar utilidad, estreñimiento y vamos a dejar el mundo con apariencia blanquita y reluciente. También surpimirán otras mierdas (no tan ostentosas como la filosofía) del inefable mundo de las humanidades y entonces enfermaremos de limpieza y bondad. La filosofía solo debería servir, pues, para poner la mierda en su sitio, y para dejar hueco a más ingestión de realidad que hemos de digerir a continuación.
EliminarSaludos. SP.
Interesante SP. Tu comentario me recuerda que ha salido un libro, que no he leído, que le saca jugo a la analogía que propones. Se titula "La huella escatológica" de Alberto Álvarez.
EliminarSaludos
Borja, tu postura, en relación a la “filosofía domesticada” me recuerda a la de Sacristán que abogaba por acabar con la filosofía institucional a favor de algo así como la auténtica filosofía.
ResponderEliminarSi me dedicara (nos dedicáramos) a otra cosa … ¿quién sabe? Igual no me parece mal del todo.
Pero como las cosas son como son, no lo puedo admitir y tú tampoco deberías… No les des ideas que ya nos veo dirigiendo talleres de esperanza y solidaridad (es broma, Edu, no lo tomes a mal)
Saludos
(Sigo)
ResponderEliminarBorja lo que quiero decir es “la tragedia de la filosofía” no le importa a nadie (a casi nadie) y me empieza a preocupar que mis compañeros no sean capaces de justificar su sueldo.
Podemos jugar a una variante del juego que sale, por ejemplo, en “El Método”: si hay una catástrofe nuclear y escasean los víveres cada cual debe justificar en que medida es útil a la comunidad para establecer prioridades. Vuestra misión es que “el filósofo” no sea el primer sacrificado.
Si no somos capaces de encontrar razones para que la sociedad nos pague todos los meses un sueldo decente somos unos impostores. Y razones que le interesen al vecino de al lado, claro está.
Un comentario para animaros a seguir: mi forma de ver el mundo (expresión grandilocuente pero no demasiado alejada de lo que quiero decir) cambió cuando supe de la existencia de algo llamado "genos" y algo llamado "logos". Me lo explicasteis aquí, lo entendí aquí, y desde aquí y desde aquello miro y hago de otra manera.
ResponderEliminarOtro: el ideal de hombre inventado por no sé quién me sacó de un agujero. Ese ideal no era más que un personaje ficticio, como el de una novela, pero a mí se me hizo más real que mi vecino de enfrente.
A lo mejor Fray Perico era lo que hacía y Luke Skywalker hacía lo que era; a lo mejor ellos ya me lo habían explicado, pero yo no lo entendí hasta que lo vi aquí.
A lo mejor saberme al dedillo los nueve principios de preparación cavitaria (soy dentista, lo siento) me ha ayudado a sobrevivir, pero el ironista de Rorty (soy hermano de mi hermano, lo siento) me ha ayudado a sobrevivir mejor.
¿Para qué sirve la filosofía que se enseña en los institutos? Desde mi punto de vista, sirve para que muchos de vosotros tengáis un sueldo que os permita pagar una conexión que os permita escribir en un blog del que saco enseñanzas que, probablemente, no serían significativas si yo mismo no hubiera estudiado la filosofía que se enseña en los institutos.
Ahora, las justificaciones que estáis dando vosotros se me están quedando... escasas.
Bienvenido al reino de la escasez Asheep, porque eso es generalmente la filosofía. La alegoría platónica nos dice que el filósofo es el que se dio cuenta de su indigencia y soñó con ser rico, desde entonces hasta hoy los filósofos se pelean acerca de si es posible o no la abundancia.
ResponderEliminarHeidegger nos dice que no, que soñar con la riqueza, con escapar del tiempo y el dolor nos desautentifica, y que hay que aprender a vivir, como describía Nietzsche: encima de una cuerda tendida sobre un abismo. Hay que ser un buen indigente, un indigente auténtico.
Ayer me dejé olvidado un libro de Wittgenstein en un avión de Turkish airlines (justifico así mi prolongada ausencia) y lo último que leí fue precísamente qué pensaba Ludwig de la filosofía en su Tractatus. La metáfora me encantó: la filosofía es una escalera que hay que subir para después tirarla porque en el primer peldaño nos promete sabiduría (abundancia) y en el último descubrimos que la filosofía no "sabe" nada. Lo que ocurre es que, para llegar aquí, no vale con que un profesor de filosofía venga a decirnos: la filosofía carece de significado, es necesario subir la escalera.
La filosofía no nos da CONOCIMIENTO. A lo sumo, entrar en la filosofía, ser partícipe de esta forma particular de habla, de este vocabulario y de estas costumbres raras de los filósofos, nos permite adquirir cierto ethos/pathos. Por decirlo psicoanalíticamente: el filósofo es un neurótico que presenta ciertos síntomas: la ironía, la solidaridad, el desapego de las cosas, cierto cinismo, el rechazo de la crueldad, el gusto por la conversación, el amor a la soledad, el desprecio del bullicio, la calma, cierto gusto poético (drama o comedia), el elogio de la estética, la música...pero estos síntomas no son peores ni mejores que los de un obseso compulsivo que se lava cuarenta veces al día las manos, cada uno tiene su manera particular (o compartida) de evitar verselas con la escasez, de escapar al sufrimiento y al tiempo. Pero a todos el tiempo nos alcanza de la misma forma: a solas.
Me ha resultado interesante "escucharos" debatir sobre la importancia de la enseñanza de la filosofía en los institutos y como alumna de 2º de Bachillerato me gustaría comentaros mi parecer. Parecéis un poco desencantados y realmente os cuestionáis si vale la pena lo que hacéis, si os merecéis vuestro sueldo. Pues bien, a mi modo de ver, vuestra asignatura es si no la más relevante, una de las más trascendentales. Decís que os inclináis a pensar que la filosofía no sirve para desarrollar el espíritu crítico de los adolescentes, y yo creo justamente lo contrario: desde que la estudio, especialmente este año, en mi mente ha nacido una semilla de espíritu luchador, ha destrozado muchos de mis esquemas y ha llevado mi pensamiento a razonar sobre cuestiones que nunca antes me había preguntado. Leer en las profundidades de las conciencias de esos grandes hombres de la antigüedad que se hacen llamar filósofos ha enriquecido mi forma de entender la realidad y ha abierto mis ojos a un mundo antes desconocido para mí. La filosofía estimula mi afán de aprendizaje, hace que el estudio de todas las demás asignaturas cobre mayor sentido. El mundo no sería nada sin filosofía, que es el amor al saber y reúne y justifica todos los demás conocimientos. La filosofía nos hace más humanos, nos hace despertar de esa especie de letargo intelectual en el que parece que estamos sumergidos porque nos obliga a adoptar un parecer, no nos deja fríos, te hace que razones, que te preguntes si estás de acuerdo o no con lo que dicen y por qué. Es cierto que entristece como dice Deleuze a veces porque hace que reconozcas cosas que no te gustan quizás, pero eso es bello, llegar a tal estado de razonamiento que no te quede más remedio que aceptarlo.
ResponderEliminarLa historia está bien, pero a mí me parece más interesante las ideas que ésta ha hecho florecer en la mente de las personas y de cuyo estudio se encarga la filosofía.
La física, las matemáticas y la química son lo que son y han llegado a donde están por las aportaciones y conclusiones de estas mentes pensantes.
La literatura tiene un componente filosófico considerable y creo yo que representa nuestro primer contacto con la filosofía, pero se queda corta, es necesario llegar a los conceptos puros.
La biología es preciosa, pero en sí misma insuficiente, se ocupa de lo material e intenta explicarlo. Sin embargo, hay que llegar a algo más, el ser humano es más que eso.
En conclusión, quizás estáis desilusionados por los comentarios de algunas mentes superficiales que han intentado rebajar el papel que tiene la filosofía, pero yo os aseguro que lo que hacéis siempre lleva fruto, o casi siempre. Hay quienes consideran "una tontería" esta asignatura (lo digo por algunos de mi clase), pero otros (en donde yo me incluyo y sé que muchos más también) no pueden hacer más que amarla. A las personas a las que admiro les gusta la filosofía y estar con ellas es un continuo aprendizaje y un estímulo constante para el saber. No sé si lo sabéis pero aunque acabemos estudiando medicina, bioquímica, arquitectura o cualquier otra cosa, gracias a vosotros y a vuestro trabajo nunca dejaremos de leer libros sobre las ideas de filósofos, hay quienes incluso quieren estudiar filosofía después de que terminen su carrera. Si habéis sido capaces de crear eso en las mentes rebeldes de los adolescentes del siglo XXI ha merecido la pena, ¿no creéis? Sólo deseo con todas mis fuerzas que esta asignatura no se muera nunca, si lo hace es probable que el ser humano pierda una parte de sí mismo para siempre.
Anónimo: me queda esa esperanza, sin duda, la esperanza de que lo que hago merezca la pena. SI perdemos esa esperanza estamos perdidos.
ResponderEliminarEl descubrimiento de una tradición intelectual y la emoción que la acompaña es un misterio, Anónima. Algunas personas se transforman cuando escuchan a Wagner o a Bach, otros leen "Cien años de soledad" y eso les abre un mundo, otros, en cambio descubren a Darwin y se ponen unas gafas que ya no se quitan, o descubren el poder que tiene la ciencia y se maravillan y también los hay que Freud les proporciona las categorías para mirarse de otra manera. En tu caso es Kant o Nietzsche, y es algo que como profesor de filosofía me agrada, porque ese fue también mi caso. Pero no confundas el reconocimiento de la finitud, de los límites, de la modestia, con el desencanto. Descubrir que la filosofía no es menos profunda que la música o la literatura no significa desencantarse, ni devalúa a la filosofía. Es más, creo justo lo contrario; lo poderoso del amor es que continúe cuando uno ha descubierto que el objeto de amor, una mujer por ejemplo, es un objeto más del mundo, el que yo amo. Es menos interesante quien sólo puede amar a una mujer que está por encima de todas las demás, una mujer perfecta, y del mismo modo le ocurre a quien sólo puede amar a la filosofía si está por encima de todas las demás tradiciones intelectuales.
ResponderEliminarLa pregunta de título de este post es muy interesante (llovió ya desde su publicación y quizá mi comentario no tenga lugar). He leido vuestros comentarios y en cierto modo estoy deacuerdo con Eduardo Abril en que si visualizamos la filosofía como una tradición literaria o una forma de escribir mas, esto puede promocionar la visión de la filosofia. Pero, yo que soy estudiante, y me hallo dentro de las "criaturillas" que Óscar dice, personalmente he de decir que por mucho que la filosofía se plantease de esa forma, a quien no le llega, le seguirá sin llegar. En mi opinión la filosofía es lo que el significado de la palabra dice, "amantes de la sabiduria", y más personalmente aún, yo creo que verdades absolutas hay, como que estamos aqui y que somos, y la filosofia lo que hace es ampliar nuestras formas de ver eso. Por ejemplo, (creo que algunos de vosotros sois profesores), si preguntarais en clase a vuestros alumnos como os ven, os diran una cosa, luego decidles que se pongan en pie en la mesa, y desde ahi preguntadles como os ven ahora. Diferente, claro está, pero vosotros no os habeis movido, sois los mismos en la misma posición. Yo entiendo la filosofía como algo así, distintos modos de ver lo mismo. Y eso, te abre la mente y también te da mayor capacidad crítica como hablabais. En definitiva, a mi es una asignatura que me gusta, y nunca optaria porque la quitasen, nunca.
ResponderEliminarNo soy profesor de filosofía. Soy licenciado en Derecho y no ejerzo como abogado. Soy funcionario de Justicia. Me intereso últimamente por la filosofía porque me llena el espíritu leer a los filósofos. Para eso sirve la filosofía: para hacerte pensar e intentar comprender el mundo.
ResponderEliminarCOMO DESARROLLAR INTELIGENCIA ESPIRITUAL
ResponderEliminarEN LA CONDUCCION DIARIA
Cada señalización luminosa es un acto de conciencia.
Ejemplo:
Ceder el paso a un peatón.
Ceder el paso a un vehículo en su incorporación.
Poner un intermitente.
Cada vez que cedes el paso a un peatón
o persona en la conducción estas haciendo un acto de conciencia.
Imagina los que te pierdes en cada trayecto del día.
Trabaja tu inteligencia para desarrollar conciencia.
Atentamente:
Joaquin Gorreta 55 años