y todos los habitantes se convencieron
–a través de elaboradas
experiencias
y la persuasión masiva–
que la piedra es blanca,
la piedra permanece negra
y los habitantes son todos unos
cretinos
Paolo Bozzi, 1990
Introducción.
El Nuevo realismo (new realism) es una
corriente filosófica iniciada por el filósofo italiano Maurizio
Ferraris y el alemán Markus Gabriel (¡nacido en 1980!). Tomaré
como referencias en esta entrada el Manifiesto del nuevo realismo
(2012) de Ferraris y, especialmente, El sentido del pensamiento
(2019), de Gabriel. Esta última obra es la tercera parte de una
trilogía, ¿Por qué el mundo no existe? (2015) y Yo no
soy mi cerebro (2016), en la que el alemán va articulando su
propuesta, si bien, según el propio autor, cada obra puede comprenderse sin necesidad de
conocer la otras dos.
La tesis fundamental que defienden
Ferraris y Gabriel es que podemos percibir los objetos tal y como
son, de manera inmediata, y, sobre esta base se asienta el
pensamiento que tiene la cualidad de ser verdadero o falso. Este
planteamiento no parece nuevo en absoluto y, a primera vista, parece
una posición filosófica un tanto ingenua. Pero no nos apresuremos a
juzgar. Lo primero que habría que reconocerles a Ferraris y Gabriel
es que a finales del siglo XX la posición filosófica hegemónica es
la contraria: son los herederos de Nietzsche los que se hace oír,
los que dicen que la verdad no es más que una antigua metáfora, los
que ironizan sobre todo, los que tachan de ingenuo a todo aquel que
pretende referirse a lo real sin hacer uso de las comillas, los que
aparentemente se ha rebelado contra todos los dogmas, pero siguen
incondicionalmente la máxima nietzscheana según la cual no hay
hechos, sólo interpretaciones. Los nuevos realistas son nuevos
en la medida en que suponen una reacción frente al posmodernismo
hegemónico en la filosofía contemporánea desde finales del siglo
XX.
Gustavo Bueno, solía decir que
pensar siempre es pensar contra alguien. Este es el hilo que voy a
seguir en esta entrada. Primero voy a centrarme en las críticas de
los realistas a otras corrientes filosóficas y, finalmente, voy a
tratar de resumir lo que los nuevos realistas entienden por
percepción, pensamiento y realidad.
1.1 Contra la posmodernidad.
Maurizio Ferraris fue discípulo de
Vattimo y su postura en contra de la posmodernidad y del pensamiento
débil tiene algo de gesto freudiano, de necesidad de matar al padre
o quizá simple ley del péndulo según la cual a una época
histórica le sigue otra de signo contrario.
Según Ferraris, en el posmodernismo
confluyen tres tradiciones:
“En primer lugar hay una tradición nietzschiana que nos ofrece múltiples variaciones de la tesis según la cual la verdad no es más que una antigua metáfora, esto es, una especie de mito, o la manifestación de la voluntad de poder, donde el saber no posee un valor emancipador, sino más bien constituye un instrumento de dominio o de embrollo y, más radicalmente, que no existe algo como “la verdad”, sino solamente un campo de fuerzas y de luchas. Después, de la ausencia de diferencia entre mito y logos, o que decline la diferencia entre mundo verdadero y mundo aparente, se produce un segundo efecto: el recurso al mito, que era tradicionalmente patrimonio de la derecha, se recupera por la izquierda nietzschiano-heideggeriana, justamente con el proyecto de una “nueva mitología”. Y, en tercer lugar, el elemento largamente más ubicuo, ya que involucra a anchos estratos de la filosofía analítica del Novecientos, ha sido el que se haya decretado, con una radicalización del kantismo, de que no hay acceso al mundo si no es a través de la mediación (que en la postmodernidad se radicaliza y llega a ser construcción) operada por esquemas conceptuales y representaciones.”i
En cualquier caso la posmodernidad es
más que una corriente filosófica, es un fenómeno cultural muy
complejo que no podemos abordar aquí. Solamente voy a destacar
aquellas tesis frente a las que se erige el nuevo realismo que son,
en palabras de Ferraris, “los dos dogmas de lo postmoderno: 1. Que
toda la realidad está socialmente construida y que es infinitamente
manipulable, y 2. Que la verdad es una noción inútil porque la
solidaridad es más importante que la objetividad.”ii
La posmodernidad ha supuesto un progresivo vaciamiento del contenido del pensamiento. El lenguaje y los símbolos, mediante los cuales pensamos, según los posmodernos, no se refieren a nada fuera de ellos, constituyen, dice Lacan, un “círculo autorreferencial” del que no podemos escapar; estamos encerrados en el “circuito del discurso”, con lo cual ya nos posible fijar criterios que nos permitan distinguir entre realidad y ficción. Lacan habla de “imbecilidad realista” para referirse a la tesis que van a defender Gabriel y Ferraris según la cual “tenemos la capacidad de captar la realidad tal cual es.”iii
1.2 Contra el constructivismo.
El abandono del sentido común realista
empieza en Descartes con la duda de los sentidos, el abandono de la
certeza natural y la consiguiente entrega a la evidencia del cogito.
Pero el verdadero punto de partida del constructivismo es Kant, con
el giro copernicano y la tesis de que “las intuiciones sin
conceptos son ciegas”. Recordemos además cuando Kant dice, en el
Prólogo de la Crítica de la razón Pura, que los físicos no
interrogan a la Naturaleza como escolares sino como jueces que exigen
respuestas, de tal modo que la Naturaleza se ve obligada a afirmar o
negar las teorías que el juez-razón esgrime y esa es toda su función. Así pues,
Kant decreta que todo el conocimiento es construcción y la realidad
en sí, el noúmeno, es inalcanzable e incognoscible.
Para el Nuevo realismo el
constructivismo es un error. Los realistas piensan que descubrimos la
realidad, no la generamos de algún modo. El error constructivista,
según Gabriel, consiste en confundir selección y construcción: no
lo percibimos todo; los conceptos, es verdad, condicionan la
percepción pero “eso no significa que falseemos o distorsionemos
la realidad a través de nuestros conceptos y registros. Por el
contrario significa que la percibimos tal como es, pero
parcialmente.”iv Es cierto que el mismo vino es percibido de forma distinta por un
sumiller que por un lego, pero ello no quiere decir que el vino sea
distinto, sino que el sumiller es capaz de percibir matices que al
lego se le escapan. Confundir estos dos órdenes es lo que Ferraris
llama “la falacia de ser-saber”. Una cosa son las cosas que
pertenecen al orden del ser y otra nuestros conceptos, que pertenecen
al orden del saber, por eso el fuego quema y el agua moja, pero los
conceptos “fuego” y “agua" no. En el fondo es algo que todos
admitimos, no es necesario insistir en ello.
La cosas simplemente están ahí,
en cambio nuestros pensamientos, los enunciados que proferimos acerca
del mundo pueden ser verdaderos o falsos. Esta cualidad de los
pensamientos presupone que todos tenemos acceso a una misma realidad.
“Si no tuviéramos una visión fundamental similar de lo que es la
realidad no habría una base común para la comunicación
lingüística.”v El constructivismo no tiene una buena explicación para esto y se
desliza hacia terrenos peligrosos en el campo de la ética porque si
todo es una mera construcción, entonces no disponemos de una base firme para
nuestras convicciones morales.
Además la tesis constructivista
radical es contradictoria, incurre en la falacia del argumento
circular porque si, como ellos dicen, todo lo que conocemos del mundo
es una mera representación mental, entonces el cerebro mismo no es
algo real, sino una mera imagen, una construcción. El cerebro sería
tan ilusorio como la realidad que vemos y todo se diluye en un
absurdo de irrealidad e ilusión. El constructivismo debe admitir que
hay, al menos, una realidad material, un objeto real: el cerebro….
y si hay una cosa real ....¿por qué no otras?
“Afirmar que todo está socialmente construido y que no hay hechos, sólo interpretaciones, no es deconstruir sino, al contrario, formular una tesis –tanto más acomodaticia con la realidad cuanto más crítica es en la imaginación– que deja todo como antes. En efecto, hay un gran trabajo conceptual del que los amigos de las interpretaciones se eximen cuando sostienen que todo está socialmente construido lo que, nótese bien, implica que mesas y sillas no tienen existencia separada o, para expresarlo más directamente, que no existen verdaderamente en el modo de existencia que el sentido común atribuye normalmente a mesas y sillas. Este trabajo consiste en distinguir cuidadosamente entre la existencia de cosas que están sólo para nosotros, de cosas que existen sólo si hay una humanidad, de cosas que, en cambio, existen aunque la humanidad no haya existido nunca. He aquí por qué, a mi modo de ver, la verdadera deconstrucción debe comprometerse en distinguir entre regiones del ser que son socialmente construidas y otras que no lo son; a establecer para cada región del ser modalidades específicas de existencia y, finalmente, a adscribir los objetos individuales a una de estas regiones del ser, procediendo caso por caso”vi
1.3 Contra el funcionalismo.
El libro de Gabriel El sentido del
pensamiento, se bate contra todos los enemigos filosóficos del
realismo, pero dada su temática, se centra en refutar los argumentos
de los funcionalistas. El funcionalismo es una doctrina que afirma
que dos cosas físicamente diferentes son del mismo tipo si
realizan la misma función, por lo que cabe establecer una analogía
pertinente entre el cerebro humano y un ordenador. Según ellos “la
inteligencia humana es es una especie de software inmaterial
instalado, de forma más o menos aleatoria, en el cuerpo de un
primate.”vii Pero esto no es así. A pesar de presentarse como una teoría
contemporánea, acorde con los nuevos tiempos, el funcionalismo es
deudor de modelos trasnochados, concretamente del mecanicismo. Pero
las personas no son máquinas. “El problema principal del
funcionalismo es que no proporciona una descripción de lo que
realmente es el pensamiento humano. No aborda el tema del pensamiento
en sí mismo, sino de un modelo de pensamiento.”viii Pensar no es calcular. Lo esencial del pensamiento, según Gabriel,
es la reflexividad o, en hegeliano, la autoconciencia, es decir la
capacidad de dirigirse sobre sí mismo, la posibilidad de pensar
sobre el pensamiento mismo.
Para hablar del pensamiento nos
ayudamos de dos ciencias: la lógica y la psicología. La lógica determina la relación entre
los pensamientos, esta relación es objetiva, de unos pensamientos se
siguen otros nos demos cuenta o no. Por eso la lógica no se ocupa de
cómo piensan las personas, sino de cómo deberían pensar si
pretenden comportarse racionalmente. Es la psicología quien observa
el funcionamiento real del pensamiento de las personas. La IA es
lógica sin psicología, no es una copia del pensamiento sino un
modelo de pensamiento, “Es un mapa lógico de nuestro pensamiento,
que ha sufrido la eliminación de nuestra presión del tiempo y
nuestras necesidades como seres vivos finitos que no podrían pensar
en absoluto si no tuvieran un organismo mortal que determina
drásticamente nuestros intereses.”ix No somos míster Spock.
“Nuestra inteligencia no es simplemente un sistema de resolución de problemas, sino, más bien, de formulación de problemas. Estos problemas no surgen en el espacio abstracto de resolución de problemas, sino en el marco concreto de nuestra supervivencia. Para los programas informáticos no hay cuestiones de supervivencia porque no están vivos.”x
1.4 Contra el estructuralismo y el
giro lingüístico.
Según Saussure y los estructuralistas,
el sentido de una expresión reside en la relación entre los signos
dentro del propio sistema del lenguaje, de tal modo que nunca podemos
salir del lenguaje, no podemos salir del universo simbólico. Un
signo no se refiere a un objeto, sino a otro signo, que a su vez se
refiere a otro signo, etc. Ejemplo: el uso del diccionario. Por el
contrario, para los realistas, “referencia” solo puede ser el
contacto de los signos con lo real porque, de lo contrario,
caeríamos en la falacia del argumento circular anteriormente
comentada.
La filosofía analítica, especialmente
desde el segundo Wittgenstein, con el llamado giro lingüístico, ha
reducido la epistemología a la lingüística. Suponen que solo se
puede pensar en y a través del lenguaje, de tal modo que todo
problema conceptual se reduce a una cuestión lingüística. Gabriel
no comparte este planteamiento. No pensamos en el lenguaje
como proponen los estructuralistas. Para él, el pensamiento está
esencialmente vinculado a la sensibilidad, no al lenguaje; de tal
manera que no es descabellado suponer, por ejemplo, que los animales
puedan pensar, aun careciendo de un lenguaje, y sin embargo, para los
realistas, es absurdo afirmar que un ordenador pueda pensar.
2. La percepción.
Encontramos en Aristóteles en su obra
Acerca del alma, el origen de la teoría de los cinco sentidos
que, aún hoy, nos es tan cercana. Cierto es que ahora se reconocen
más: equilibrio, propiocepción, experiencia de de la posición de
los miembros corporales, sentido temporal, etc. A todos ellos Gabriel
pretende añadir el sentido del pensamiento. Volveré sobre esto más
adelante.
Lo que nos interesa señalar ahora es
que la percepción es proceso mediante el cual entramos en contacto
con objetos reales, pero no del modo como ha sido habitualmente
conceptualizado en la epistemología. Se trata ahora de superar el
esquema sujeto/objeto. No somos un espíritu que percibe un mundo que
le es ajeno. Formamos parte de la realidad, nosotros mismos, nuestras
sensaciones y pensamientos son reales. No existe un sujeto puro que
perciba la realidad desde fuera. “cuando percibimos algo, no
observamos una realidad sensible de la que nos encontramos
excluidos.”xi Hubert Dreyfus y Charles Taylor, en su libro Recuperar el
realismo, también proponen una teoría del contacto. “estamos
constantemente tocando y en con-tacto con lo real”xii
.
Como organismos que somos, estamos
integrados en un entorno material. De lo contrario no podríamos
percibir. Naturalmente percibimos la realidad desde una determinada
perspectiva, pero eso no quiere decir que nuestra visión del mundo
sea subjetiva porque esta es la única percepción posible. No existe
el punto de vista de Dios, no es posible la visión desde ningún
lugar. Así pues si queremos seguir utilizando la distinción
subjetivo/objetivo, debemos redefinir los términos. Gabriel propone
entender la objetividad como “la característica de una actitud que
consiste en que podemos equivocarnos o estar en lo cierto.”xiii Tengamos en consideración una cuestión que retomaré más
adelante: que podemos establecer juicios provistos de veracidad sobre
todo tipo de objetos (radiación, números, materia oscura, ideas,
dolores, etc) que no son “cosas” o realidades tangibles, pero
tampoco son ficciones o alucinaciones.
Los sentidos son “modalidades
sensoriales” a partir de ellos se captan cualidades del mundo,
qualia. “cada sentido tiene unas cualidades sensoriales
específicas, qualia, que el sentido absorbe
directamente: oímos sonidos, vemos colores, sentimos calor, pensamos
pensamientos, etc.”xiv Pero nuestra experiencia es un todo integrado. Aún hoy no sabemos
cómo se produce esto. Este es el problema de la vinculación,
para el cual la neurociencia aún no tiene una respuesta. Por lo que,
de nuevo, no es descabellado echar la vista atrás a atender a lo que
Aristóteles puede aportar. Según Aristóteles es el logos
quien integra las sensaciones.
3. El pensamiento.
En la línea de Frege y Russell,
Gabriel sostiene que lo real es aquello con lo que contrastamos
nuestras opiniones, lo que determina si un pensamiento es verdadero o
falso. Frege en El pensamiento: una investigación lógica
(1918) ya dice que pensar es aprehender pensamientos y un
pensamiento es algo que puede ser verdadero o falso (con
independencia de nuestra creencia o evaluación). También Frege
recuerda el significado original de “sentido” que es una
dirección: un sentido apunta en una dirección; si hay los objetos
que promete, entonces es verdad. Los sentidos captan algo que no
producen, que es independiente de ellos. El pensamiento es un
sentido, un sentido común, “common sense”, que aprehende
pensamientos, que no son meras imágenes o representaciones mentales,
sino que son reales. La referencia es, en contra de la tesis
estructuralista, el reconocimiento de la veracidad de un pensamiento.
Esta es la idea clave, que toma Gabriel
de Frege: los pensamientos son algo cualificado para la veracidad.
Por otro lado, lo propio de la psique
humana, como subrayaba Husserl, es la intencionalidad, esto quiere
decir que cada pensamiento apunta a algo que no es un pensamiento, a
algo diferente a él mismo: un objeto. Hilary Putnam llama a esto
tesis del externalismo semántico: unos términos se definen en
base a otros pero llega un momento en que los objetos determinan
desde el exterior lo que significan nuestros enunciados y deciden si
son verdaderos o falsos. De lo contrario entraríamos en un bucle
infinito en el que no podríamos hacer distinción alguna.
De nuevo recurrimos a Aristóteles en
busca de guía:
“Decir de lo que no es que es, o de lo que es que no es, es falso o mentira, mientras que decir de lo que es que es, o de lo que no es que no es, es verdadero, de manera que aquel que afirma que algo es o no es, o bien dice la verdad o bien se equivoca o miente.” xvi
Ese “algo” que captamos no es
amorfo, tiene una estructura que podemos aprehender y reconocer. Los
objetos reales están conectados entre sí por vínculos lógicos.
Por eso las leyes de la lógica no son subjetivas o arbitrarias.
Toda esta doctrina que procede de Frege la recoge Wittgenstein en el
Tractatus y es el hilo del que tira Gabriel.
El nuevo realismo, al menos en la
versión de Gabriel, parece, antes que nada, una reivindicación y
puesta al día del positivismo lógico. Antes había señalado que no
debemos confundir el orden ser con el del saber, pero esto no quiere
decir que haya una brecha o no exista un vínculo entre el Ser y el
Pensar. Si esto fuera así, y este es un criterio que Gabriel repite
constantemente, no habría forma de distinguir los pensamientos
verdaderos de los falsos. Así pues estamos en contacto con lo real;
es cierto que, en ocasiones, se producen alucinaciones, pero esto no
nos debe llevar a pensar que todas la percepciones o la mayoría no
tienen una base real. Esto es la objetividad: la asunción de la
realidad de las percepciones.
De todas formas el árbol del
positivismo lógico parece ya seco y marchito, si Gabriel quiere
convencernos debe buscar savia nueva y la encuentra en un lugar
insospechado: en el pensamiento de Heidegger. En 1952, Heidegger da
una conferencia titulada ¿Qué significa pensar? Para
Heidegger la consciencia humana no es un mundo interno de
pensamientos e imágenes sino un proceso constante de proyección
exterior, a lo que él denomina ex-sistencia. ¿Cómo es
posible entonces pensar? por la irrupción de algo, un regalo, un
estímulo que “da que pensar”. Hay un desvelamiento a
través del cual la realidad se nos hace accesible, pero no del todo,
solo en parte.... para combatir la inquietud del vacío,
desconocimiento esencial, en una huída hacia adelante, la modernidad
ha creado un discurso, un modelo según el cual todo está bajo
control. Esta visión moderna del mundo es lo que Heidegger llama
“técnica”. Pero esta es otra historia...
Gabriel llama al sentido del
pensamiento “nooscope” de nous, mente, inteligencia y
skopeo mirar o atisbar. La tesis nooscope que propone Gabriel
dice: “nuestro pensamiento es el sentido mediante el cual podemos
atisbar el infinito y representarlo matemáticamente.”xvii La ciencia -y especialmente las matemáticas y la filosofía- solo son
posibles si aceptamos la tesis nooscope. Esta tesis está ya en
Platón: recordemos que las ideas pueden ser captadas porque tenemos
un sentido apropiado para ellas: la noesis o intuición
intelectual. “Al final Platón tenía razón.”xviii
En cualquier caso se echa en falta una
definición más precisa de pensamiento, pero Gabriel replica que
“solo se podemos captar nuestro pensamiento por medio del
pensamiento. Puesto que el pensamiento es un sentido, nos equivocamos
al responder a la pregunta de qué significa el pensamiento.”xix Es decir, no cabe establecer una teoría del conocimiento
perfectamente articulada conceptualmente porque el pensamiento es un
sentido con la peculiaridad que puede volverse sobre sí mismo y
podemos pensar el pensamiento, pero con ello no hemos
abandonado el ámbito de la sensibilidad. Por ello solo los seres
vivos tienen capacidad de pensamiento.
“Es cierto que lo real siempre se nos aparece de cierta manera debido a nuestra dotación biológica, que puede variar de especie a especie, de individuo a individuo e, incluso de momento a momento. Pero eso no significa que produzcamos los objetos de percepción a través de la actividad neuronal. Esto, a su vez, significa que no puede ser que el cerebro produzca constantemente modelos de realidad sobre la base de de señales eléctricas sin captar nunca la realidad misma. (...) La mejor explicación de nuestra capacidad de desarrollar modelos de realidad, para, de esta manera, comprender a través del progreso científico los fenómenos e intercambiar conocimientos, presupone que tenemos contacto directo con la realidad. Este contacto directo es el sentido del pensamiento.”xx
4. La realidad.
Los nuevos realistas afirman la
pertinencia de la distinción entre ontología y epistemología. Está
claro que para saber que el agua es H2O necesito el lenguaje,
esquemas y categorías. Pero que el agua sea H2O, es del todo
independiente de mi conocimiento, incluso si la humanidad se
extinguiera el agua seguiría siendo lo que es. Es verdad que la
ontología no es lo que hay, sino un discurso sobre lo que hay, de
tal manera que siempre hay un residuo epistemológico en la
ontología, pero esto no quiere decir que sean indistinguibles o que
se pueda reducir la ontología a epistemología.
“Ontología significa simplemente que el mundo tiene sus leyes, y las hace respetar, no siendo la dócil colonia sobre la que se ejercita la acción constructiva de los esquemas conceptuales.“xxi
La tesis central de la ontología del
nuevo realismo es que “no hay una sola realidad - el mundo, la
realidad, el universo,etc- , sino infinitud de realidades.”xxii Para precisar y desarrollar esta tesis Gabriel introduce un
concepto, quizá la contribución más original (o la única) a los
problemas que estamos aquí planteando: los campos de sentido.
Nuestro pensamiento nos pone en
contacto con la realidad. ¿Qué realidad? una realidad múltiple y
plural estructurada en diversos campos de sentido. “Un campo se
sentido es una disposición de objetos en la que estos están
relacionados de cierta manera. Al modo en el que los objetos están
trabados entre sí lo llamo sentido.”xxiii Tomemos un caso particular para explicar esto, cualquier escena
cotidiana, una fiesta de cumpleaños, por ejemplo ¿Cómo
describirla? Se puede hacer naturalmente desde muchas perspectivas.
Si conocemos a los niños que participan los designaremos por sus
nombres y describiremos sus acciones especialmente si estas tienen un
sentido para nosotros, como soplar las velas de la tarta, por
ejemplo, pero la escena es diferente para un extraño que desconoce
la ceremonia, un bosquimano o un supuesto alienígena; pero es más,
un biólogo puede fijarse en las distintas formas de vida que se dan
cita en ese espacio, un químico en los elementos químicos
presentes, un físico en los campos de energía, partículas
elementales, funciones de onda, etc. ¿Qué es la fiesta de
cumpleaños en realidad? Tendemos a pensar que es algo que puede ser
contemplado desde perspectivas diferentes. La idea central de
Gabriel, si la he entendido bien, es que no hay noúmeno, no
hay cosa en sí, no hay fiesta de cumpleaños al margen de un “campo
de sentido” porque “no existe ninguna realidad privilegiada,
ningún campo de sentido desde el que se pueda reconocer de una forma
acertada todos los campos de sentido.”xxiv Según esto, el nuevo realismo no es una versión del positivismo
fisicalista. No afirma que hay una descripción de la realidad
privilegiada, la de la ciencia física, y el resto de visiones
pertenecen al ámbito de la apariencia. La realidad, entonces, son una
serie de objetos, entre los que se encuentra el propio espectador,
que establecen vínculos entre sí.
“Nuestras modalidades sensoriales son formas de sentido que nos ponen en contacto con campos de sentido, es decir, con disposiciones de objetos que solo se pueden captar desde ciertas perspectivas. No hay objetos sin sentido, es decir objetos que simplemente existan sin materializarse en algún medio. ”xxv
El tipo de objetos y relaciones (los
campos de sentido) pueden variar mucho dependiendo de nuestro
conocimiento de la esfera a la que pretendemos acceder. Un bosque
amazónico es una realidad muy distinta para un chamán yanomami que
para un botánico occidental. Los campos de sentido a los que acceden
los observadores son diferentes ¿Cuál es más real? Los dos, no hay
campos de sentido privilegiados, pero acaso el botánico pueda tener
la ventaja de que puede “viajar” de un campo de sentido a otro.
Estamos ya en disposición de dar una respuesta más precisa a la
pregunta de ¿Qué es pensar? “el pensamiento es un viaje a través
de campos de sentido.”xxvi Los realistas dicen que en ese “viaje” no inventamos o
construimos los conceptos por medio de los cuales damos sentido a una
realidad que de otro modo se nos presentaría como caótica, sino que
los concepto están dados. “las estructuras abstractas no se
crean mediante nuestra interpretación, sino que muestran lo que hay
realmente.”xxvii
El materialismo filosófico sostiene en
este punto una posición semejante. Gustavo Bueno solía repetir un
ejemplo: los cinco poliedros regulares. ¿Por qué cinco? ¿Por qué
no cuatro o siete? La cuestión es que, queramos o no, solo puede
haber cinco poliedros regulares. En relación a este asunto el
pensamiento solo puede reconocer una necesidad que le es impuesta.
Los poliedros regulares no son creación de nuestra mente, son reales
y en relación ellos podemos formular un enunciado verdadero
(“existen cinco poliedros regulares”) y otros muchos falsos
(afirmar que existe cualquier otro número de poliedros regulares
diferente a cinco).
La diferencia entre el realismo
tradicional y el nuevo realismo atañe a el papel del espectador. No
hay un mundo objetivo que es percibido desde distintas perspectivas.
Ese mundo objetivo solo podría existir para un dios omnisciente….
pero tal dios no existe, luego el mundo tampoco. El espectador
que percibe forma parte del mundo, el sujeto no es un sujeto puro
desligado del objeto. El realismo tradicional concibe la realidad
independiente del ser humano y la reacción posmoderna, lleva hasta
sus últimas consecuencias la contradictoria idea de la cosa en sí
y concluye concluye que la realidad no existe o que es inalcanzable.
En ambas casos se da una “alienación de la realidad”xxviii
, se supone que el sujeto es algo diferente al objeto que pretende
conocer. Esta es la brecha que niega el nuevo realismo: el sujeto
interactúa con el mundo, no puede concebirse al margen de él y el
mundo que conocemos es el mundo real, aquel que es accesible a
nuestros sentidos y pensamiento.
Gabriel toma de Heidegger la idea de
que la realidad no es un conjunto de entes, esta es la visión
moderna del mundo que debe ser superada. Pero los realistas tampoco
pueden comulgar con el misterioso e inaprensible Ser heideggariano.
“La realidad no es una cosa o un contenedor donde se ubican las
cosas. La realidad es más bien una categoría modal.”xxix Una categoría es un concepto sin el cual no podríamos formar
ningún otro concepto. Esto es lo mismo que dice Platón en el
Sofista sobre la idea de Ser y los cinco género supremos. Las
cosas existen en la medida en que participan de las ideas y las ideas
mantienen vínculos, relaciones objetivas entre sí, lo que Platón
denominaba simploke; Pues bien, la idea de Ser es la idea que
engloba al resto de las ideas, lo que existe, por definición, no es
lo ignoto o inaccesible, sino lo que forma parte del entramado
eidético. Estas ideas son llamadas categorías, por
Aristóteles. La categoría de realidad consiste en que algo
participa de una idea.
Gabriel dice que la realidad tiene un
carácter de acontecimiento, se inspira en el “evento”
heideggeriano. Esto quiere decir que nunca es completamente
predecible. Por eso la realidad es “un ser híbrido” , “no es
ni completamente reconocible para los seres humanos, ni se encuentra
fundamentalmente fuera del alcance de nuestro conocimiento.” Como decía Heráclito:
"El señor, cuyo oráculo es el que está en Delfos , ni habla ni oculta nada, sino que se manifiesta por señales".xxx
Por ello Gabriel insiste en que la
realidad tiene dos facetas.“Nada que no sea partícipe de algún
concepto pertenece a la realidad.” xxxi
“Por otro lado “la realidad consiste en la circunstancia de que hay
objetos y hechos sobre los que podemos estar equivocados porque no se
explican debido a que tengamos ciertas opiniones acerca de ellos.”xxxii
. Estas dos facetas pretenden actualizar la máxima hegeliana según
la cual: todo lo racional es real y todo lo real es racional. El
problema es que los idealistas acentuaron lo que Gabriel llama,
“primera faceta” de la realidad y se olvidaron de la segunda. Por
el contrario “el realismo considera una característica decisiva
de la realidad el hecho de que tengamos que adaptar nuestras
opiniones a las circunstancias reales. Por lo tanto, lo real en su
conjunto no está hecho a la medida de nuestro aparato cognitivo.”xxxiii
ii Ibíd,
pag XII
iii El
sentido del Pensamiento, 2019, Markus Gabriel, pag 295
iv Ibíd,
pag 72
v Ibíd,
pag 88
vi Manifiesto
del nuevo realismo, 2012, Marurizio Ferraris, pag 73
vii El
sentido del Pensamiento, 2019, Markus Gabriel, pag 131
viii Ibíd,
153
ix Ibíd,
163
x Ibíd,
216
xi Ibíd,
60
xii Ibíd,
61
xiii Ibíd,
62
xiv Ibíd,
219
xv Ibíd,
264
xvi
Metafísica 1011b26-28
xvii
El sentido del Pensamiento, 2019, Markus Gabriel, pag 222
xviii
Ibíd, 221
xix Ibíd,
224
xx Ibíd,
296
xxi Manifiesto
del nuevo realismo, 2012, Marurizio Ferraris, pag 29
xxii
El sentido del Pensamiento, 2019, Markus Gabriel, pag 74
xxiii
Ibíd, 40
xxiv
Ibíd, 41
xxv
Ibíd 266
xxvi
Ibíd, 41
xxvii
Ibíd, 52
xxviii
Ibíd 261
xxix
Ibíd, 304
xxx
Fragmento 93 de Heráclito en su numeración clásica (DK22, B93)
xxxi
El sentido del Pensamiento, 2019, Markus Gabriel, pag 308
xxxii
Ibíd, 304
xxxiii
Ibíd, 310
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