Página de filosofía y discusión sobre el pensamiento contemporáneo

domingo, 9 de junio de 2019

El nuevo realismo.
Óscar Sánchez Vega



Si en una isla hay una gran piedra negra,
y todos los habitantes se convencieron
–a través de elaboradas experiencias
y la persuasión masiva–
que la piedra es blanca,
la piedra permanece negra
y los habitantes son todos unos cretinos
Paolo Bozzi, 1990


Introducción.

El Nuevo realismo (new realism) es una corriente filosófica iniciada por el filósofo italiano Maurizio Ferraris y el alemán Markus Gabriel (¡nacido en 1980!). Tomaré como referencias en esta entrada el Manifiesto del nuevo realismo (2012) de Ferraris y, especialmente, El sentido del pensamiento (2019), de Gabriel. Esta última obra es la tercera parte de una trilogía, ¿Por qué el mundo no existe? (2015) y Yo no soy mi cerebro (2016), en la que el alemán va articulando su propuesta, si bien, según el propio autor, cada obra puede comprenderse sin necesidad de conocer la otras dos.

La tesis fundamental que defienden Ferraris y Gabriel es que podemos percibir los objetos tal y como son, de manera inmediata, y, sobre esta base se asienta el pensamiento que tiene la cualidad de ser verdadero o falso. Este planteamiento no parece nuevo en absoluto y, a primera vista, parece una posición filosófica un tanto ingenua. Pero no nos apresuremos a juzgar. Lo primero que habría que reconocerles a Ferraris y Gabriel es que a finales del siglo XX la posición filosófica hegemónica es la contraria: son los herederos de Nietzsche los que se hace oír, los que dicen que la verdad no es más que una antigua metáfora, los que ironizan sobre todo, los que tachan de ingenuo a todo aquel que pretende referirse a lo real sin hacer uso de las comillas, los que aparentemente se ha rebelado contra todos los dogmas, pero siguen incondicionalmente la máxima nietzscheana según la cual no hay hechos, sólo interpretaciones. Los nuevos realistas son nuevos en la medida en que suponen una reacción frente al posmodernismo hegemónico en la filosofía contemporánea desde finales del siglo XX.

Gustavo Bueno, solía decir que pensar siempre es pensar contra alguien. Este es el hilo que voy a seguir en esta entrada. Primero voy a centrarme en las críticas de los realistas a otras corrientes filosóficas y, finalmente, voy a tratar de resumir lo que los nuevos realistas entienden por percepción, pensamiento y realidad.

1.1 Contra la posmodernidad.

Maurizio Ferraris fue discípulo de Vattimo y su postura en contra de la posmodernidad y del pensamiento débil tiene algo de gesto freudiano, de necesidad de matar al padre o quizá simple ley del péndulo según la cual a una época histórica le sigue otra de signo contrario.

Según Ferraris, en el posmodernismo confluyen tres tradiciones:
“En primer lugar hay una tradición nietzschiana que nos ofrece múltiples variaciones de la tesis según la cual la verdad no es más que una antigua metáfora, esto es, una especie de mito, o la manifestación de la voluntad de poder, donde el saber no posee un valor emancipador, sino más bien constituye un instrumento de dominio o de embrollo y, más radicalmente, que no existe algo como “la verdad”, sino solamente un campo de fuerzas y de luchas. Después, de la ausencia de diferencia entre mito y logos, o que decline la diferencia entre mundo verdadero y mundo aparente, se produce un segundo efecto: el recurso al mito, que era tradicionalmente patrimonio de la derecha, se recupera por la izquierda nietzschiano-heideggeriana, justamente con el proyecto de una “nueva mitología”. Y, en tercer lugar, el elemento largamente más ubicuo, ya que involucra a anchos estratos de la filosofía analítica del Novecientos, ha sido el que se haya decretado, con una radicalización del kantismo, de que no hay acceso al mundo si no es a través de la mediación (que en la postmodernidad se radicaliza y llega a ser construcción) operada por esquemas conceptuales y representaciones.”i
En cualquier caso la posmodernidad es más que una corriente filosófica, es un fenómeno cultural muy complejo que no podemos abordar aquí. Solamente voy a destacar aquellas tesis frente a las que se erige el nuevo realismo que son, en palabras de Ferraris, “los dos dogmas de lo postmoderno: 1. Que toda la realidad está socialmente construida y que es infinitamente manipulable, y 2. Que la verdad es una noción inútil porque la solidaridad es más importante que la objetividad.”ii

La posmodernidad ha supuesto un progresivo vaciamiento del contenido del pensamiento. El lenguaje y los símbolos, mediante los cuales pensamos, según los posmodernos, no se refieren a nada fuera de ellos, constituyen, dice Lacan, un “círculo autorreferencial” del que no podemos escapar; estamos encerrados en el “circuito del discurso”, con lo cual ya nos posible fijar criterios que nos permitan distinguir entre realidad y ficción. Lacan habla de “imbecilidad realista” para referirse a la tesis que van a defender Gabriel y Ferraris según la cual “tenemos la capacidad de captar la realidad tal cual es.”iii

1.2 Contra el constructivismo.

El abandono del sentido común realista empieza en Descartes con la duda de los sentidos, el abandono de la certeza natural y la consiguiente entrega a la evidencia del cogito. Pero el verdadero punto de partida del constructivismo es Kant, con el giro copernicano y la tesis de que “las intuiciones sin conceptos son ciegas”. Recordemos además cuando Kant dice, en el Prólogo de la Crítica de la razón Pura, que los físicos no interrogan a la Naturaleza como escolares sino como jueces que exigen respuestas, de tal modo que la Naturaleza se ve obligada a afirmar o negar las teorías que el juez-razón esgrime y esa es toda su función. Así pues, Kant decreta que todo el conocimiento es construcción y la realidad en sí, el noúmeno, es inalcanzable e incognoscible.

Para el Nuevo realismo el constructivismo es un error. Los realistas piensan que descubrimos la realidad, no la generamos de algún modo. El error constructivista, según Gabriel, consiste en confundir selección y construcción: no lo percibimos todo; los conceptos, es verdad, condicionan la percepción pero “eso no significa que falseemos o distorsionemos la realidad a través de nuestros conceptos y registros. Por el contrario significa que la percibimos tal como es, pero parcialmente.”iv  Es cierto que el mismo vino es percibido de forma distinta por un sumiller que por un lego, pero ello no quiere decir que el vino sea distinto, sino que el sumiller es capaz de percibir matices que al lego se le escapan. Confundir estos dos órdenes es lo que Ferraris llama “la falacia de ser-saber”. Una cosa son las cosas que pertenecen al orden del ser y otra nuestros conceptos, que pertenecen al orden del saber, por eso el fuego quema y el agua moja, pero los conceptos “fuego” y “agua" no. En el fondo es algo que todos admitimos, no es necesario insistir en ello.

La cosas simplemente están ahí, en cambio nuestros pensamientos, los enunciados que proferimos acerca del mundo pueden ser verdaderos o falsos. Esta cualidad de los pensamientos presupone que todos tenemos acceso a una misma realidad. “Si no tuviéramos una visión fundamental similar de lo que es la realidad no habría una base común para la comunicación lingüística.”v  El constructivismo no tiene una buena explicación para esto y se desliza hacia terrenos peligrosos en el campo de la ética porque si todo es una mera construcción, entonces no disponemos de una base firme para nuestras convicciones morales. 

Además la tesis constructivista radical es contradictoria, incurre en la falacia del argumento circular porque si, como ellos dicen, todo lo que conocemos del mundo es una mera representación mental, entonces el cerebro mismo no es algo real, sino una mera imagen, una construcción. El cerebro sería tan ilusorio como la realidad que vemos y todo se diluye en un absurdo de irrealidad e ilusión. El constructivismo debe admitir que hay, al menos, una realidad material, un objeto real: el cerebro…. y si hay una cosa real ....¿por qué no otras?
“Afirmar que todo está socialmente construido y que no hay hechos, sólo interpretaciones, no es deconstruir sino, al contrario, formular una tesis –tanto más acomodaticia con la realidad cuanto más crítica es en la imaginación– que deja todo como antes. En efecto, hay un gran trabajo conceptual del que los amigos de las interpretaciones se eximen cuando sostienen que todo está socialmente construido lo que, nótese bien, implica que mesas y sillas no tienen existencia separada o, para expresarlo más directamente, que no existen verdaderamente en el modo de existencia que el sentido común atribuye normalmente a mesas y sillas. Este trabajo consiste en distinguir cuidadosamente entre la existencia de cosas que están sólo para nosotros, de cosas que existen sólo si hay una humanidad, de cosas que, en cambio, existen aunque la humanidad no haya existido nunca. He aquí por qué, a mi modo de ver, la verdadera deconstrucción debe comprometerse en distinguir entre regiones del ser que son socialmente construidas y otras que no lo son; a establecer para cada región del ser modalidades específicas de existencia y, finalmente, a adscribir los objetos individuales a una de estas regiones del ser, procediendo caso por caso”vi

1.3 Contra el funcionalismo.

El libro de Gabriel El sentido del pensamiento, se bate contra todos los enemigos filosóficos del realismo, pero dada su temática, se centra en refutar los argumentos de los funcionalistas. El funcionalismo es una doctrina que afirma que dos cosas físicamente diferentes son del mismo tipo si realizan la misma función, por lo que cabe establecer una analogía pertinente entre el cerebro humano y un ordenador. Según ellos “la inteligencia humana es es una especie de software inmaterial instalado, de forma más o menos aleatoria, en el cuerpo de un primate.”vii  Pero esto no es así. A pesar de presentarse como una teoría contemporánea, acorde con los nuevos tiempos, el funcionalismo es deudor de modelos trasnochados, concretamente del mecanicismo. Pero las personas no son máquinas. “El problema principal del funcionalismo es que no proporciona una descripción de lo que realmente es el pensamiento humano. No aborda el tema del pensamiento en sí mismo, sino de un modelo de pensamiento.”viii  Pensar no es calcular. Lo esencial del pensamiento, según Gabriel, es la reflexividad o, en hegeliano, la autoconciencia, es decir la capacidad de dirigirse sobre sí mismo, la posibilidad de pensar sobre el pensamiento mismo.

Para hablar del pensamiento nos ayudamos de dos ciencias: la lógica y la psicología. La lógica determina la relación entre los pensamientos, esta relación es objetiva, de unos pensamientos se siguen otros nos demos cuenta o no. Por eso la lógica no se ocupa de cómo piensan las personas, sino de cómo deberían pensar si pretenden comportarse racionalmente. Es la psicología quien observa el funcionamiento real del pensamiento de las personas. La IA es lógica sin psicología, no es una copia del pensamiento sino un modelo de pensamiento, “Es un mapa lógico de nuestro pensamiento, que ha sufrido la eliminación de nuestra presión del tiempo y nuestras necesidades como seres vivos finitos que no podrían pensar en absoluto si no tuvieran un organismo mortal que determina drásticamente nuestros intereses.”ix  No somos míster Spock.
“Nuestra inteligencia no es simplemente un sistema de resolución de problemas, sino, más bien, de formulación de problemas. Estos problemas no surgen en el espacio abstracto de resolución de problemas, sino en el marco concreto de nuestra supervivencia. Para los programas informáticos no hay cuestiones de supervivencia porque no están vivos.”x
1.4 Contra el estructuralismo y el giro lingüístico.

Según Saussure y los estructuralistas, el sentido de una expresión reside en la relación entre los signos dentro del propio sistema del lenguaje, de tal modo que nunca podemos salir del lenguaje, no podemos salir del universo simbólico. Un signo no se refiere a un objeto, sino a otro signo, que a su vez se refiere a otro signo, etc. Ejemplo: el uso del diccionario. Por el contrario, para los realistas, “referencia” solo puede ser el contacto de los signos con lo real porque, de lo contrario, caeríamos en la falacia del argumento circular anteriormente comentada.

La filosofía analítica, especialmente desde el segundo Wittgenstein, con el llamado giro lingüístico, ha reducido la epistemología a la lingüística. Suponen que solo se puede pensar en y a través del lenguaje, de tal modo que todo problema conceptual se reduce a una cuestión lingüística. Gabriel no comparte este planteamiento. No pensamos en el lenguaje como proponen los estructuralistas. Para él, el pensamiento está esencialmente vinculado a la sensibilidad, no al lenguaje; de tal manera que no es descabellado suponer, por ejemplo, que los animales puedan pensar, aun careciendo de un lenguaje, y sin embargo, para los realistas, es absurdo afirmar que un ordenador pueda pensar.

2. La percepción.

Encontramos en Aristóteles en su obra Acerca del alma, el origen de la teoría de los cinco sentidos que, aún hoy, nos es tan cercana. Cierto es que ahora se reconocen más: equilibrio, propiocepción, experiencia de de la posición de los miembros corporales, sentido temporal, etc. A todos ellos Gabriel pretende añadir el sentido del pensamiento. Volveré sobre esto más adelante.

Lo que nos interesa señalar ahora es que la percepción es proceso mediante el cual entramos en contacto con objetos reales, pero no del modo como ha sido habitualmente conceptualizado en la epistemología. Se trata ahora de superar el esquema sujeto/objeto. No somos un espíritu que percibe un mundo que le es ajeno. Formamos parte de la realidad, nosotros mismos, nuestras sensaciones y pensamientos son reales. No existe un sujeto puro que perciba la realidad desde fuera. “cuando percibimos algo, no observamos una realidad sensible de la que nos encontramos excluidos.”xi  Hubert Dreyfus y Charles Taylor, en su libro Recuperar el realismo, también proponen una teoría del contacto. “estamos constantemente tocando y en con-tacto con lo real”xii .

Como organismos que somos, estamos integrados en un entorno material. De lo contrario no podríamos percibir. Naturalmente percibimos la realidad desde una determinada perspectiva, pero eso no quiere decir que nuestra visión del mundo sea subjetiva porque esta es la única percepción posible. No existe el punto de vista de Dios, no es posible la visión desde ningún lugar. Así pues si queremos seguir utilizando la distinción subjetivo/objetivo, debemos redefinir los términos. Gabriel propone entender la objetividad como “la característica de una actitud que consiste en que podemos equivocarnos o estar en lo cierto.”xiii  Tengamos en consideración una cuestión que retomaré más adelante: que podemos establecer juicios provistos de veracidad sobre todo tipo de objetos (radiación, números, materia oscura, ideas, dolores, etc) que no son “cosas” o realidades tangibles, pero tampoco son ficciones o alucinaciones.

Los sentidos son “modalidades sensoriales” a partir de ellos se captan cualidades del mundo, qualia. “cada sentido tiene unas cualidades sensoriales específicas, qualia, que el sentido absorbe directamente: oímos sonidos, vemos colores, sentimos calor, pensamos pensamientos, etc.”xiv  Pero nuestra experiencia es un todo integrado. Aún hoy no sabemos cómo se produce esto. Este es el problema de la vinculación, para el cual la neurociencia aún no tiene una respuesta. Por lo que, de nuevo, no es descabellado echar la vista atrás a atender a lo que Aristóteles puede aportar. Según Aristóteles es el logos quien integra las sensaciones. 

3. El pensamiento.

En la línea de Frege y Russell, Gabriel sostiene que lo real es aquello con lo que contrastamos nuestras opiniones, lo que determina si un pensamiento es verdadero o falso. Frege en El pensamiento: una investigación lógica (1918) ya dice que pensar es aprehender pensamientos y un pensamiento es algo que puede ser verdadero o falso (con independencia de nuestra creencia o evaluación). También Frege recuerda el significado original de “sentido” que es una dirección: un sentido apunta en una dirección; si hay los objetos que promete, entonces es verdad. Los sentidos captan algo que no producen, que es independiente de ellos. El pensamiento es un sentido, un sentido común, “common sense”, que aprehende pensamientos, que no son meras imágenes o representaciones mentales, sino que son reales. La referencia es, en contra de la tesis estructuralista, el reconocimiento de la veracidad de un pensamiento.

Esta es la idea clave, que toma Gabriel de Frege: los pensamientos son algo cualificado para la veracidad.

Por otro lado, lo propio de la psique humana, como subrayaba Husserl, es la intencionalidad, esto quiere decir que cada pensamiento apunta a algo que no es un pensamiento, a algo diferente a él mismo: un objeto. Hilary Putnam llama a esto tesis del externalismo semántico: unos términos se definen en base a otros pero llega un momento en que los objetos determinan desde el exterior lo que significan nuestros enunciados y deciden si son verdaderos o falsos. De lo contrario entraríamos en un bucle infinito en el que no podríamos hacer distinción alguna.

De nuevo recurrimos a Aristóteles en busca de guía:
“Decir de lo que no es que es, o de lo que es que no es, es falso o mentira, mientras que decir de lo que es que es, o de lo que no es que no es, es verdadero, de manera que aquel que afirma que algo es o no es, o bien dice la verdad o bien se equivoca o miente.” xvi
Ese “algo” que captamos no es amorfo, tiene una estructura que podemos aprehender y reconocer. Los objetos reales están conectados entre sí por vínculos lógicos. Por eso las leyes de la lógica no son subjetivas o arbitrarias. Toda esta doctrina que procede de Frege la recoge Wittgenstein en el Tractatus y es el hilo del que tira Gabriel.

El nuevo realismo, al menos en la versión de Gabriel, parece, antes que nada, una reivindicación y puesta al día del positivismo lógico. Antes había señalado que no debemos confundir el orden ser con el del saber, pero esto no quiere decir que haya una brecha o no exista un vínculo entre el Ser y el Pensar. Si esto fuera así, y este es un criterio que Gabriel repite constantemente, no habría forma de distinguir los pensamientos verdaderos de los falsos. Así pues estamos en contacto con lo real; es cierto que, en ocasiones, se producen alucinaciones, pero esto no nos debe llevar a pensar que todas la percepciones o la mayoría no tienen una base real. Esto es la objetividad: la asunción de la realidad de las percepciones.

De todas formas el árbol del positivismo lógico parece ya seco y marchito, si Gabriel quiere convencernos debe buscar savia nueva y la encuentra en un lugar insospechado: en el pensamiento de Heidegger. En 1952, Heidegger da una conferencia titulada ¿Qué significa pensar? Para Heidegger la consciencia humana no es un mundo interno de pensamientos e imágenes sino un proceso constante de proyección exterior, a lo que él denomina ex-sistencia. ¿Cómo es posible entonces pensar? por la irrupción de algo, un regalo, un estímulo que “da que pensar”. Hay un desvelamiento a través del cual la realidad se nos hace accesible, pero no del todo, solo en parte.... para combatir la inquietud del vacío, desconocimiento esencial, en una huída hacia adelante, la modernidad ha creado un discurso, un modelo según el cual todo está bajo control. Esta visión moderna del mundo es lo que Heidegger llama “técnica”. Pero esta es otra historia...

Gabriel llama al sentido del pensamiento “nooscope” de nous, mente, inteligencia y skopeo mirar o atisbar. La tesis nooscope que propone Gabriel dice: “nuestro pensamiento es el sentido mediante el cual podemos atisbar el infinito y representarlo matemáticamente.”xvii  La ciencia -y especialmente las matemáticas y la filosofía- solo son posibles si aceptamos la tesis nooscope. Esta tesis está ya en Platón: recordemos que las ideas pueden ser captadas porque tenemos un sentido apropiado para ellas: la noesis o intuición intelectual. “Al final Platón tenía razón.”xviii 

En cualquier caso se echa en falta una definición más precisa de pensamiento, pero Gabriel replica que “solo se podemos captar nuestro pensamiento por medio del pensamiento. Puesto que el pensamiento es un sentido, nos equivocamos al responder a la pregunta de qué significa el pensamiento.”xix  Es decir, no cabe establecer una teoría del conocimiento perfectamente articulada conceptualmente porque el pensamiento es un sentido con la peculiaridad que puede volverse sobre sí mismo y podemos pensar el pensamiento, pero con ello no hemos abandonado el ámbito de la sensibilidad. Por ello solo los seres vivos tienen capacidad de pensamiento.
“Es cierto que lo real siempre se nos aparece de cierta manera debido a nuestra dotación biológica, que puede variar de especie a especie, de individuo a individuo e, incluso de momento a momento. Pero eso no significa que produzcamos los objetos de percepción a través de la actividad neuronal. Esto, a su vez, significa que no puede ser que el cerebro produzca constantemente modelos de realidad sobre la base de de señales eléctricas sin captar nunca la realidad misma. (...) La mejor explicación de nuestra capacidad de desarrollar modelos de realidad, para, de esta manera, comprender a través del progreso científico los fenómenos e intercambiar conocimientos, presupone que tenemos contacto directo con la realidad. Este contacto directo es el sentido del pensamiento.”xx
4. La realidad.

Los nuevos realistas afirman la pertinencia de la distinción entre ontología y epistemología. Está claro que para saber que el agua es H2O necesito el lenguaje, esquemas y categorías. Pero que el agua sea H2O, es del todo independiente de mi conocimiento, incluso si la humanidad se extinguiera el agua seguiría siendo lo que es. Es verdad que la ontología no es lo que hay, sino un discurso sobre lo que hay, de tal manera que siempre hay un residuo epistemológico en la ontología, pero esto no quiere decir que sean indistinguibles o que se pueda reducir la ontología a epistemología.
“Ontología significa simplemente que el mundo tiene sus leyes, y las hace respetar, no siendo la dócil colonia sobre la que se ejercita la acción constructiva de los esquemas conceptuales.“xxi
La tesis central de la ontología del nuevo realismo es que “no hay una sola realidad - el mundo, la realidad, el universo,etc- , sino infinitud de realidades.”xxii  Para precisar y desarrollar esta tesis Gabriel introduce un concepto, quizá la contribución más original (o la única) a los problemas que estamos aquí planteando: los campos de sentido.

Nuestro pensamiento nos pone en contacto con la realidad. ¿Qué realidad? una realidad múltiple y plural estructurada en diversos campos de sentido. “Un campo se sentido es una disposición de objetos en la que estos están relacionados de cierta manera. Al modo en el que los objetos están trabados entre sí lo llamo sentido.”xxiii Tomemos un caso particular para explicar esto, cualquier escena cotidiana, una fiesta de cumpleaños, por ejemplo ¿Cómo describirla? Se puede hacer naturalmente desde muchas perspectivas. Si conocemos a los niños que participan los designaremos por sus nombres y describiremos sus acciones especialmente si estas tienen un sentido para nosotros, como soplar las velas de la tarta, por ejemplo, pero la escena es diferente para un extraño que desconoce la ceremonia, un bosquimano o un supuesto alienígena; pero es más, un biólogo puede fijarse en las distintas formas de vida que se dan cita en ese espacio, un químico en los elementos químicos presentes, un físico en los campos de energía, partículas elementales, funciones de onda, etc. ¿Qué es la fiesta de cumpleaños en realidad? Tendemos a pensar que es algo que puede ser contemplado desde perspectivas diferentes. La idea central de Gabriel, si la he entendido bien, es que no hay noúmeno, no hay cosa en sí, no hay fiesta de cumpleaños al margen de un “campo de sentido” porque “no existe ninguna realidad privilegiada, ningún campo de sentido desde el que se pueda reconocer de una forma acertada todos los campos de sentido.”xxiv  Según esto, el nuevo realismo no es una versión del positivismo fisicalista. No afirma que hay una descripción de la realidad privilegiada, la de la ciencia física, y el resto de visiones pertenecen al ámbito de la apariencia. La realidad, entonces, son una serie de objetos, entre los que se encuentra el propio espectador, que establecen vínculos entre sí.
“Nuestras modalidades sensoriales son formas de sentido que nos ponen en contacto con campos de sentido, es decir, con disposiciones de objetos que solo se pueden captar desde ciertas perspectivas. No hay objetos sin sentido, es decir objetos que simplemente existan sin materializarse en algún medio. ”xxv
El tipo de objetos y relaciones (los campos de sentido) pueden variar mucho dependiendo de nuestro conocimiento de la esfera a la que pretendemos acceder. Un bosque amazónico es una realidad muy distinta para un chamán yanomami que para un botánico occidental. Los campos de sentido a los que acceden los observadores son diferentes ¿Cuál es más real? Los dos, no hay campos de sentido privilegiados, pero acaso el botánico pueda tener la ventaja de que puede “viajar” de un campo de sentido a otro. Estamos ya en disposición de dar una respuesta más precisa a la pregunta de ¿Qué es pensar? “el pensamiento es un viaje a través de campos de sentido.”xxvi  Los realistas dicen que en ese “viaje” no inventamos o construimos los conceptos por medio de los cuales damos sentido a una realidad que de otro modo se nos presentaría como caótica, sino que los concepto están dados. “las estructuras abstractas no se crean mediante nuestra interpretación, sino que muestran lo que hay realmente.”xxvii

El materialismo filosófico sostiene en este punto una posición semejante. Gustavo Bueno solía repetir un ejemplo: los cinco poliedros regulares. ¿Por qué cinco? ¿Por qué no cuatro o siete? La cuestión es que, queramos o no, solo puede haber cinco poliedros regulares. En relación a este asunto el pensamiento solo puede reconocer una necesidad que le es impuesta. Los poliedros regulares no son creación de nuestra mente, son reales y en relación ellos podemos formular un enunciado verdadero (“existen cinco poliedros regulares”) y otros muchos falsos (afirmar que existe cualquier otro número de poliedros regulares diferente a cinco).

La diferencia entre el realismo tradicional y el nuevo realismo atañe a el papel del espectador. No hay un mundo objetivo que es percibido desde distintas perspectivas. Ese mundo objetivo solo podría existir para un dios omnisciente…. pero tal dios no existe, luego el mundo tampoco. El espectador que percibe forma parte del mundo, el sujeto no es un sujeto puro desligado del objeto. El realismo tradicional concibe la realidad independiente del ser humano y la reacción posmoderna, lleva hasta sus últimas consecuencias la contradictoria idea de la cosa en sí y concluye concluye que la realidad no existe o que es inalcanzable. En ambas casos se da una “alienación de la realidad”xxviii , se supone que el sujeto es algo diferente al objeto que pretende conocer. Esta es la brecha que niega el nuevo realismo: el sujeto interactúa con el mundo, no puede concebirse al margen de él y el mundo que conocemos es el mundo real, aquel que es accesible a nuestros sentidos y pensamiento.

Gabriel toma de Heidegger la idea de que la realidad no es un conjunto de entes, esta es la visión moderna del mundo que debe ser superada. Pero los realistas tampoco pueden comulgar con el misterioso e inaprensible Ser heideggariano. “La realidad no es una cosa o un contenedor donde se ubican las cosas. La realidad es más bien una categoría modal.”xxix  Una categoría es un concepto sin el cual no podríamos formar ningún otro concepto. Esto es lo mismo que dice Platón en el Sofista sobre la idea de Ser y los cinco género supremos. Las cosas existen en la medida en que participan de las ideas y las ideas mantienen vínculos, relaciones objetivas entre sí, lo que Platón denominaba simploke; Pues bien, la idea de Ser es la idea que engloba al resto de las ideas, lo que existe, por definición, no es lo ignoto o inaccesible, sino lo que forma parte del entramado eidético. Estas ideas son llamadas categorías, por Aristóteles. La categoría de realidad consiste en que algo participa de una idea.

Gabriel dice que la realidad tiene un carácter de acontecimiento, se inspira en el “evento” heideggeriano. Esto quiere decir que nunca es completamente predecible. Por eso la realidad es “un ser híbrido” , “no es ni completamente reconocible para los seres humanos, ni se encuentra fundamentalmente fuera del alcance de nuestro conocimiento.” Como decía Heráclito:
"El señor, cuyo oráculo es el que está en Delfos , ni habla ni oculta nada, sino que se manifiesta por señales".xxx
Por ello Gabriel insiste en que la realidad tiene dos facetas.“Nada que no sea partícipe de algún concepto pertenece a la realidad.” xxxi “Por otro lado “la realidad consiste en la circunstancia de que hay objetos y hechos sobre los que podemos estar equivocados porque no se explican debido a que tengamos ciertas opiniones acerca de ellos.”xxxii . Estas dos facetas pretenden actualizar la máxima hegeliana según la cual: todo lo racional es real y todo lo real es racional. El problema es que los idealistas acentuaron lo que Gabriel llama, “primera faceta” de la realidad y se olvidaron de la segunda. Por el contrario “el realismo considera una característica decisiva de la realidad el hecho de que tengamos que adaptar nuestras opiniones a las circunstancias reales. Por lo tanto, lo real en su conjunto no está hecho a la medida de nuestro aparato cognitivo.”xxxiii


i Manifiesto del nuevo realismo, 2012, Marurizio Ferraris, pag 19
ii Ibíd, pag XII
iii El sentido del Pensamiento, 2019, Markus Gabriel, pag 295
iv Ibíd, pag 72
v Ibíd, pag 88
vi Manifiesto del nuevo realismo, 2012, Marurizio Ferraris, pag 73
vii El sentido del Pensamiento, 2019, Markus Gabriel, pag 131
viii Ibíd, 153
ix Ibíd, 163
x Ibíd, 216
xi Ibíd, 60
xii Ibíd, 61
xiii Ibíd, 62
xiv Ibíd, 219
xv Ibíd, 264
xvi Metafísica 1011b26-28
xvii El sentido del Pensamiento, 2019, Markus Gabriel, pag 222
xviii Ibíd, 221
xix Ibíd, 224
xx Ibíd, 296
xxi Manifiesto del nuevo realismo, 2012, Marurizio Ferraris, pag 29
xxii El sentido del Pensamiento, 2019, Markus Gabriel, pag 74
xxiii Ibíd, 40
xxiv Ibíd, 41
xxv Ibíd 266
xxvi Ibíd, 41
xxvii Ibíd, 52
xxviii Ibíd 261
xxix Ibíd, 304
xxx Fragmento 93 de Heráclito en su numeración clásica (DK22, B93)
xxxi El sentido del Pensamiento, 2019, Markus Gabriel, pag 308
xxxii Ibíd, 304
xxxiii Ibíd, 310

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