Estos últimos días, en algún rato que tengo, y gracias a mi recién estrenado carnet de lector de la Generalidad Valenciana, ando leyendo un libro de Eduardo Mendoza, "La ciudad de los prodigios". El texto en cuestión, narra las peripecias de Onofre Bouvila, un joven anarquista catalán, durante la época de la Exposición Universal de Barcelona de finales del siglo XIX. Por lo que he leído y, ayudado por el título, es facil ver que tipo de sensaciones pretende hacernos paladear el autor: una ciudad noble y celosa de su libertad y, unos ciudadanos, los barceloneses, inteligentes y guerreros que, pese a un sistema injusto y a un estado irracional, son capaces de ser brillantes.
En el texto me ha llamado la atención el relato que hace el autor del origen llamado "parque de la Ciudadela", donde estaban realizándose las faraónicas obras del proyecto barcelonés. Me gustaría que lo leyeseis y opináseis; sería conveniente contar con algún historiador versado que arrojase un poco de luz (al menos) a mi ignorancia, pues desconozco el grado de realidad y de ficción de lo que aquí se describe.
Aquí os dejo el texto: Fragmento de "la Ciudad de los prodigios"
Un saludo a todos.
Bueno, esto de que haya tantas ventanas y puertas a veces impide que uno se percate de las nuevas cosas publicadas. Así, como por casualidad, he encontrado esto, cortesía de Edu. La verdad es que el tono dramático del fragmento me parece de una simplicidad considerable; la exageración de los tonos sentimentales es, sin duda, una de las herencias más nefastas de cierto romanticismo decimonónico. El resultado es una prosa que abunda en impostación y farsa. No sé si el conjunto de la novela corrioge mi juicio, pero si es así toda he encontrado un libro que no leer.
ResponderEliminarEn cuanto a la veracidad histórica del relato, me parece que es correspondiente al estilo hinchado y sollozante. Es la muestra patética del victimismo nacionalista, de la obsesión por esconder todo presente desplazando la actualidad haia algo ya perdido. Recurren a hipostasiar el pasado para ocultar la realidad presente y justificar cualquier cosa en los supuestos ultrajes antaño recibidos. El gimoteo y el lamento que atraviesan el texto
son dignos de un Carod o cualquier otro paleto nacionalista.
Por mi parte, transcribo un pequeño texto encontrado en un foro de internet (lo bueno es que incluye referencias bibliográficas):11 de septiembre de 1714: ¿sabías que…?
1) El 11 de septiembre se conmemora la rendición de la ciudad de Barcelona en 1714, tras la declaración de guerra de las Cortes Catalanas el 10 de julio del mismo año al no reconocer éstas el Tratado de Utrecht que ponía fin a la Guerra de Sucesión Española. La guerra no fue de secesión, como los nacionalistas venden, sino de sucesión. En dicho Tratado el pretendiente a la Corona Española, el Archiduque Carlos de Habsburgo renuncia al trono, reconociendo la soberanía de Felipe D'Anjou, contra el que se la disputó en la llamada Guerra de Sucesión Española, tras la muerte sin descendencia del Rey de España Carlos II. Es decir, fue una guerra civil entre partidarios de dos pretendientes a suceder en la corona de España al rey muerto sin descendencia.
2) Madrid, Alcalá y Toledo lucharon en el mismo bando que Barcelona. La Guerra de Sucesión española, al contrario de lo que argumentan los nacionalistas, no supuso el enfrentamiento entre Cataluña- Austria y España (o Castilla) - Francia. Ciudades y comarcas pertenecientes al antiguo reino de Aragón como Castellón, Alicante, Calatayud o Tarazona, así como el valle de Arán, y ciudades del interior de Cataluña como Vic y Cervera, fueron partidarias de Felipe V, el rey Borbón. Y lugares como Madrid, Alcalá o Toledo se declararon fieles al aspirante austriaco, el archiduque Carlos. El enfrentamiento entre territorios españoles de 1714 es otra falsedad esgrimida por el nacionalismo para negar el carácter de guerra civil que tuvo aquella sucesión al trono. En realidad ésta fue una contienda internacional en la que se dirimía la hegemonía entre las diferentes potencias europeas.
3) Los catalanes no perdieron sus libertades civiles, sino que los poderosos perdieron sus privilegios exclusivos. Las Cortes Catalanas, lejos de tener las características de una democracia, tal y como la entendemos ahora, representaban a los tres estamentos (clero, nobleza y burguesía urbana) a los que, dentro del patrón feudal del Antiguo Régimen, el Rey les había concedido tal privilegio, relegando totalmente a la inmensa mayoría de la población. Del Rey emanaban todas las instituciones.
4) La facción en Cataluña favorable al pretendiente Carlos no partió de una rebelión espontánea ni popular. En realidad, expresaba los intereses políticos de la clase dirigente barcelonesa que quería potenciar su presencia comercial en América, de tal forma que sus privilegios forales no estaban en juego, ya que el pretendiente Borbón en ningún momento los cuestionó.
5) El Rey Borbón reinó sin oposición interna entre 1700 y 1705 hasta el punto que en 1701 había celebrado Cortes en Barcelona, donde no sólo confirmó los fueros, sino que recibió numerosas donaciones.
6) Los seguidores de Carlos de Habsburgo en Cataluña defendían la unidad de España. Trataban de imponer su candidato al conjunto de todo el país, apelando a la libertad de toda España, recelosos de la influencia francesa; lejos, pues, de cualquier aspiración secesionista o desmembradora. Los soldados que fueron derrotados el 11 de septiembre de 1714 frente a las tropas de Felipe V estaban mandados por el general Antonio de Villarroel, que en su última arenga les recordó: “estáis luchando por nosotros y por toda la nación española”.
7) El denominado decreto de Nueva Planta, llamada en realidad Cédula Real de Nueva Planta de la Real Audiencia del Principado de Cataluña, organizaba las instituciones judiciales en Cataluña, respetando las Constituciones y prácticas previas, estableciendo que los letrados fuesen expertos en legislación y lengua catalana. Fijaba el castellano meramente como lengua jurídica y eliminaba los privilegios por nacimiento en un territorio determinado.
8) El final de la guerra supuso el final de tres siglos de decadencia de Cataluña y el inicio de su resurgimiento económico. El siglo XVIII, lejos de ser un periodo de declive en Cataluña, resultó ser una etapa de particular esplendor y auge demográfico, agrícola, comercial e industrial, que más que fundamentarse en el comercio internacional, centrado en productos agrícolas, se benefició del proteccionismo de la Corona.
9) Rafael Casanova no fue un mártir. El día del asalto final de las tropas borbónicas, Casanova estaba durmiendo y, avisado, se presentó en la muralla con el estandarte de Santa Eulalia para dar ánimos a los defensores. Herido de poca gravedad por una bala en el muslo. Casanova fue trasladado al colegio de la Merced, donde se le practicó una primera cura. Tras caer la ciudad en manos de las fuerzas borbónicas, quemó los archivos, se hizo pasar por muerto, y delegó la rendición en otro consejero. Huyó de la ciudad disfrazado de fraile y se escondió en una finca de su hijo en Sant Boi de Llobregat. En 1719 fue amnistiado y volvió a ejercer como abogado sin ningún problema hasta retirarse en 1737. Murió en Sant Boi de Llobregat en 1743. Un verdadero “héroe”.
FUENTES: John Lynch: “La España del siglo XVIII”. Ed.Crítica. Pere Anguera: "El 11 de septiembre. Orígenes y consolidación de la Diada". Revista “Los días de España”, núm. 51, 2003. Núria Sales: “Els segles de la decadència: segles XVI-XVIII”. Edicions 62. "Nueva planta de la Real Audiencia del Principado de Cataluña establecida por su Majestad por Decreto de 16/09/1716", imprenta de Joseph Teixidó.
La cita está tomada de los comentarios al blog de félix de azúa, y siento no haber trnscrito también el nombre de quien lo escribió
ResponderEliminarEduardo Abril Acero dijo...
ResponderEliminarSi, Borja, conozco esa lista del Blog de Félix de azúa, también de Bye Bye Spain. De hecho en este último lleva produciéndose un debate sobre los orígenes lícitos o ilícitos del 11M bastante tiempo, que merece la pena leer y participar (enlace: Debate sobre el 11M ), Lo que me interesa del texto que he colgado es, precisamente uno de los aspectos que no he visto tratar demasiado; puede que estemos de acuerdo sobre el hecho de que la pretendida Guerra de "Secesión" no es lo que pretende el nacionalismo catalán, pero no he encontrado referencias fiables sobre qué es lo que le pasó a los insurrectos después de la guerra. Tenía la impresión que el primer Borbón español no había sido especialmente duro en este sentido, y alusiones como la que hace el texto que nos traes aquí, Borja, al héroe Casanova, me lo corroboran, pero no pasa de ser meras alusiones de las que debes deducir tu tus propias conclusiones. El texto de Mendoza me sorprendió precisamente por eso, porque describe una situación terrible que, de ser cierta, al margen de que nos creamos o no lo que algunos catalanes dicen de la Guerra de Sucesión, explicaría en parte el odio catalán al centralismo Borbón, el odio del pueblo, no de la nobleza que tenían motivos para tener inquina contra Madrid. En ese caldo de cultivo solo hizo falta la llegada de cualquier Arana o "De la Riba" de turno para que, años después, naciera el nacionalismo.
El enlace como os habreis dado cuenta está mal. Aquí os lo dejo bien puesto:
ResponderEliminarLa verdadera historia del 11M
PD. Sé que tengo pendiente contestaros (Borja y Oscar) a lo que me decis acerca de Rorty. No se me ha olvidado´, lo haré.. aunque de momento estoy espeso y vago.
Bueno la verdad que la entrada de las tropas borbonicas fue un desastre para Barcelona todo lo que se cuenta sobre la Ciudadela (a pesar de todo el sentimentalismo)es cierto.
ResponderEliminarLo que es falso de arriba a abajo es la interpretación nacionalista que se da de ese desgraciado suceso. Una de las pruebas de lo que digo es el bando de el manipuladisimo Rafael de Casanova, conseller en cap realizó el 11 de septiembre de 1714 a las tres de la tarde, portando la bandera de Santa Eulalia (no la senyera. Uno de los puntos del bando era este:
"Se confía en que todos, como verdaderos hijos de la patria, amantes de la libertad, acudirán a los lugares señalados con el fin de derramar gloriosamente su sangre y su vida por el rey, por su honor, por la patria y por la libertad de toda España".
Creo que todo esta dicho.
Vaya, veo que lo que he escrito ya la había mencionado Borja.
ResponderEliminarNada pués que añadir
Pues bien...
ResponderEliminarEl relato es cierto, es cierta toda la inquina de las tropas borbónicas contra Barcelona y contra toda Cataluña. Y también es cierto que, aunque el propósito por parte del ilustrado francés fuera la creación de un estado moderno, la maquinaria borbónica actuó como una apisonadora con las instituciones y costumbres catalanas; y se me replicará que se abolieron los privilegios de la nobleza atenazaban al pueblo llano, pero no lo es menos que con esos privilegios se prohibieron prácticas y costumbres que no tenían por qué suprimirse. El rey hizo valer sus "derechos de conquista" como si eso hubiera hecho: conquistar. De hecho, no se creó, por lo que sé, un nuevo estado moderno, al modo francés, sino que se reacomodaron las instituciones castellanas extendiéndolas a la Corona de Aragón (que también podría haber ocurrido al contrario).
Todo esto no pretende ser una defensa del nacionalismo, ni siquiera una justificación, pero sí un dato más que nos ayude a comprender y a afianzar nuestras posturas.
Por lo que dices Joaquín, prece claro que los nacionalistas no es que mientan cuando hablan de la guerra de Sucesión, pero sí interpretan los hechos a la luz de sus propias intenciones; eso es lo que les lleva a "SENTIR" la guerra de Sucesión como una guerra de "secesión" y a Casanova como un héroe nacional. Pues bien, y volvemos a lo mismo de siempre: lo suyo es tan interpretación como lo contrario y sin "la luz de los Hechos" (dichos con mayúscula) es imposible otorgar fundamentos a unos y desfundmentar a los otros.
El texto que he colgado y sus reacciones, produce en mi las ensaciones que ya suponía: es posible que en el nacionalismo haya algo de razón o, mejor, de explicación. Ellos fundamentan su existencia en un agravio y tal agravio existió, pese a que se pueda interpretar y reinterpretar de muchas formas (También podemos decir que cuando Casanova proclama la defensa de toda España no pensaba en la España Borbónica, un estado moderno, sino en la España medieval, una "nación de naciones", un territorio con un rey y distintos reinos... esto también es interpretar).
Y llegamos donde quiero: el discurso de los fundamentos es esteril; el problema del nacionalismo no radica en que se equivoquen cuando proclaman a los cuatro vientos la "nació catalana" o el "Euskal Herria askatu" (una nación, un estado, un país no tiene por qué necesitar el concurso de la historia para reivindicar su existencia), se equivoca cuando impide la manifestación contraria.
UNA MEDITACIÓN GENERAL
ResponderEliminarSOBRE LA COSA ESA LLAMADA NACIONALISMO (es especial relación con los hechos acontecidos en la ciudad de Barcelona un once de septiembre de 1714)
"El arte soviético consistía en elaborar de tal forma esos datos que, una vez relacionados, los hechos más inocentes y casuales acabaran formando la imagen de un crimen. Como dijo un poeta malicioso "Haz crecer una mentira de un grano de verdad. No seas de los que mienten olvidando la realidad""
De "El poder cambia de manos" de Czeslaw Milosz
Completamente de acuerdo Joaquín. Pero eso que dices sobre el arte ruso vale tanto para el nacionalismo como para su contrario.
ResponderEliminarAbro un inciso para hacer una apreciación: en mi opinión la obra “la ciudad de los prodigios” merece muy mucho la pena y es una de las mejores muestras de la novela española contemporánea, contra lo que sugiere Borja. Por otro lado la actitud cívica de Eduardo Mendoza está muy lejos del victimismo nacionalista. Su obra se caracteriza por una acida e inmisericorde disección de la burguesía catalana que no deja títere con cabeza. Pienso que Mendoza es uno de los más grandes escritores españoles ( catalán que escribe en español para más inri, que eso bien les jode)
ResponderEliminarSaludos a todos
Pregunta inocente Eduardo ¿A que contrario del nacionalismo te refieres?
ResponderEliminarSaludos
Me refiero Rick, a que, interpretar la historia y arrimar el ascua a nuestra sardina vale tanto para la interpretación capciosa del nacionalismo como para la interpretación contraria. El texto de Mendoza me está haciendo girar la cabeza hacia un lugar donde nunca había mirado y este texto llamaba mi atención por servir perfectamente como panfleto victimista de cualquier Carod de turno; pero el caso es que no es un Panfleto y, como señala Oscar, tampoco es un autor que merezca el descrédito. Pues eso... se puede interpetar la historia capciosamente como hace el nacionalismo catalán, pero también hay interpretaciones que no son de nacionalistas ni catalanes ni vascos, que no son menos capciosas. De hecho, la visión de la guerra de sucesión como la lucha de dos visiones de la sociedad, la medieval carlista y la moderna borbónica es una forma de simplificar que resulta igualmente tendenciosa: a veces parece que el Borbón sólo hacía ondear la bandera de la ilustración contra Carlos y los nobles catalanes defendiendo sus privilegios de clase. Se ignoran hechos como los que describe Mendoza en su novela, hechos verdaderos que, si bien no justificaban hasta ese momento las ideas independentistas, bien podían hacerlo en adelante.
ResponderEliminarAquí chocamos contra lo que vengo repitiendo: el debate esencialista es absurdo e inútil; enzarzarse en mostrar cuantas pruebas tiene uno y otro para justificar la catalanidad o la españolidad de los catalanes es absurdo. Ese debate supone una pata coja de nuestro estado, debate que viene alentado en la constitución al hablar de "comunidades históricas", que es tanto como justificar los derechos de unos y otros ciudadanos en lo que hicieron sus tataratataratataratatarabuelos.
Buenas, estoy de acuerdo con Oscar,la novela no sólo es buena,divertida, ocurrente y poética;Es que además, como suele hacer Mendoza,experimenta con el tono y los convencionalismos de la llamada novela burguesa:Es una mezcla entre farsa y folletin(como bien habeis notado en lo último,pero la ironía es casi evidente en el texto).Mendoza estaba harto de la experimentación formal y bajo un ropaje clásico y una vuelta al placer de narrar se lanza a investigar en los misterios del tono.Todas sus novelas miran la realidad con desapego,tibiamente distorsionada por la distancia irónica,la falsedad sentimental del folletin y una contenida chispa poética, características todas de alguien que se siente ajeno y perplejo, el escritor visto como un filtro, un traductor( profesión de Mendoza en tiempos) alguien que abre la espita para que el lector vea lo que le da la gana:de ahí su éxito( aparte la imaginación y la risa, que suelen estar presentes).
ResponderEliminarTambién hay que decir que cuando se publicó la novela tampoco estaba muy historiado el asunto, o era aceptada sin cuestionarla esa visión victimista de la Guerra de Sucesión.
Lo que dice Edu es cierto: La etnia es anterior al nacionalismo,esta construcción sentimental e intelectual no se puede justificar con la Historia(como casi nada); sólo se puede rastrear cuando y por qué surge: con un contexto político,económico social y cultural que lo hacen posible y casi inevitable:La creación del estado liberal,su socialización y sobre todo, la extensión del mercado y la industria, que pusieron a la cultura en el trono de la eficacia( o sea, del capital humano).La Cultura pasó a tener un papel hegemónico inimaginable del que sólo nos librará la globalización y el inglés.Si el capitalismo hispano hubiera sido más vigoroso Carod o Pujol serían meros anarquistas