Han tratado de convencerme a menudo de la necesidad de la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía. El argumento más poderoso que me presentaron se refería a la necesidad de formar a los alumnos en los valores que fundamentan la sociedad a la que, en breve, habrán de incorporarse como adultos. Sin embargo, no es necesario extenderse sobre este argumentario, porque ha demostrado ser completamente inane: la realidad empírica, la fiel consistencia de los hechos, ha revelado la auténtica motivación de tan intensa profesión pedagógica. Dejemos aparte la cosmética, las buenas intenciones, los discursos edificantes: la voluntad patente en las programaciones y los proyectos editoriales en los que se concreta el nuevo catecismo no se dirige a enseñar a los alumnos una realidad existente, ni los valores que la conforman, sino precisamente a sustituir esa realidad por una nueva, por una ficción producto de delirios ideológicos de variada índole y de ensoñaciones retóricas. La meta de los sermones no suele ser representar lo que existe, sino forzar a los pecadores a plegarse a lo que, según el sermoneador, debería existir. ¿Qué fin inteligible, sino éste, esconde una educación en valores, sentimientos y juicios obligatorios? Tras la poco convincente predicación de una "tolerancia" meramente formal se esconde una intención ridícula pero siniestra: resulta que una serie de profesionales de la verdad han encontrado por fin -tras milenios en los que los hombres vagaron sin rumbo- la moral definitiva y, consecuentemente, no tienen reparo en imponerla como única y prescriptiva para todos. ¡Dignos herederos de Rousseau y su " obligar a ser libres"!
El contenido de conocimiento que presenta esta "Educación para la Ciudadanía" es nulo, ya que no pretende acercar realidad alguna; se configura como doctrina que, a la vez que se encarga de abolir simbólicamente lo real existente en aras de una realidad inventada, permite distinguir entre los partidarios del viejo orden y los del nuevo, los "reaccionarios" y los "progresistas", la "derecha" y la "izquierda", los "laicos" y los "obispos". .Tras los adornos y discursos justificatorios cimentados en conceptos abstractos y vacíos -como los sofistas que, según Platón, se limitaban a "hacer figuras con la boca"- la intención no es otra que completar la intromisión del estado en los intersticios de la vida aún no fiscalizados; planificar todo en nombre de una creciente inquina contra lo indeterminado, lo espontáneo o lo no reducible a cálculo; urbanizar el último de los ámbitos que alberga lo incontrolable o lo imprevisible. Todo ha de ser planificado y previsto por el estado, y decir "todo" significa que ni siquiera los gustos personales, los juicios y pensamientos sobre las cosas cercanas y lejanas, las decisiones que afectan al ámbito estricto de la intimidad, deben dejarse al albur del arbitrio personal. Después de treinta años cargando con una carencia inadmisible, el estado vuelve a formular una moral oficial de observancia preceptiva.
Examinar los libros de texto de la asignatura que van llegando a este departamento de filosofía, como una lluvia pausada pero implacable, resulta desolador. Los mejores son aquellos que, literalmente, se limitan a no decir nada. Al menos se mantienen alejados del potencial tan peligroso de una moral oficial. Otros son literalmente increíbles.En muchos de ellos, la férrea determinación de distorsionar la percepción de ciertas realidades, con el fin de devaluarlas ante las que se postulan como sustitutas, es constante. Forjan un nuevo lenguaje para, así, dar existencia a una nueva realidad. Un ejemplo aparentemente banal de los muchos que he podido comprobar:
El tema "La familia del siglo XXI" del libro de Educación para la Ciudadanía de la Ed. del Serbal. Dejemos aparte la pregunta sobre la necesidad de levantar un sistema educativo y pagar a un profesor para que le explique a los infantes algo que ellos mismos conocen de modo espontáneo. El tema se dispone en una catalogación de los distintos tipos de familia, y aquí, aparte del contenido, el nombre de cada una de ellas es definitivo: en una misma página aparecen la "familia nuclear clásica" y la "familia numerosa evolucionada"; la primera es acompañada de una foto oscura, lóbrega, casi siniestra, de una pareja y un bebé; la segunda es una multitudinaria explosión de alegría de una numerosa familia sonriente y colorida. También está la "familia mestiza", acompañada de una foto de un niño exultante que no puede reprimir una risa contagiosa. Las asociaciones, tanto visuales como lingüísticas, son obvias. Cada cual que forme su juicio. Aún así, y como descargo, creo que los autores del libro han demostrado una delicadeza encomiable al referirse a ese tipo caduco y reaccionario de familia: al menos no la han llamado "familia australopithecus". Un detalle.
Una muestra muy completa de material relacionado con la asignatura se puede encontrar en la página http://www.soriaeducaenlibertad.com/. Hay maravillas.
Pues no sé que te diga, Borja.
ResponderEliminarLa verdad es que no lo tengo muy claro.
Entiendo tu crítica pero también considero que puede tener un lugar en el currículum el conocimiento de las instituciones y valores que constituyen y fundamentan el estado en el que vivimos.
Sinceramente lo que más me fastidia es tener que impartir yo la asignatura y que cada vez que se hable de educación sea para comentar la idoneidad o perversidad de la asignatura o posicionarse en relación al tema de la clase de religión. Yo estaría dispuesto a tragar lo que fuera, en relación a estos temas, a cambio de que el PP y el PSOE llegarán a un pacto estable sobre la educación en España. Lo que no puede ser es que cada vez que gane uno u otro cambie la ley.
Saludos
Acabo de echar un vistazo en la pag que señalas el tu entrada.
ResponderEliminarNo puedo estar de cuerdo con la línea de argumentación. Es posible que la Educación par la Ciudadanía no sea una buena idea pero mentar en este contexto la libertad de conciencia y el derecho a la objeción es como abrir la caja de Pandora
Yo he tenido alumnas testigos de Jehová que han tenido que estudiar y examinarse de la teoría de la evolución pese a que era contraria a sus creencias ¿Tienen ellas menos derechos que los consternados padres católicos? ¿Y si un padre ultra-ortodoxo no está de acuerdo con la visón que del papel e la Iglesia en la Edad Media hace el profesor de Historia también puede objetar?
Ahora no tengo tiempo de extenderme pero el concepto de “objetor de conciencia” no puede ser esgrimido tan a la ligera
Óscar: he puesto esa página a causa de los materiales, no porque yo defienda o deje de defender la objeción de conciencia al respecto. Ése, me parece, es otro debate. Los materiales a los que me refiero no son los que haqn elaborado los propulsores de esa página, sino los realizados por el propio ministerio y los ministerios de las comunidades. Se pueden cotejar las leyes y, lo que me ha parecido sumamente instructivo, los "materiales didácticos" que proponen las autoridades.
ResponderEliminarEn cuanto a tu primer comentario, estoy absolutamente de acuerdo en que sólo un pacto educativo en condiciones puede encauzar la situación bochornosa de´l sistema educativo español. De todos modos, soy cada vez más escéptico sobre la posibilidad de dicho pacto, porque ncluso así habría que examinar qué tipo de contrenidos y en base a qué principios se realiza una reforma del sistema.
Por otro lado, a mí no me parece mal que se estudie la constitución o realidades jurídicas positivas similares. El problema es que esta asignatura no está dirigida a eso, sino a reformar y controlar explícitamente la valoración subjetiva sobre las cosas, sin asomo de aportación alguna de conocimiento sobre leyes o principios políticos. En EE.UU., y en otros países, estudian realmente la constitución y los principios sobre los que se erige, pero aquí no hay nada parecido a estudiar, no sé, la 1ª enmienda, o la separación de poderes, o los derechos que consagran las leyes (sobre algunos de ellos, por ejemplo, sólo se plantea su perversidad, como el derecho ala propiedad), o el concepto de "seguridad jurídica"... nada de eso, todo valoraciones subjetivas que pretenden hacerse universales obligatoriamente y a través de una enseñanza que pagamos todos, incluso los pafdres que se niegan a que sus hijos estudien eso.
El problema de una materia de tal naturaleza es que es la nada del conocimiento, y quiere hacer pasar por realidad lo que unos señores burócratas quieren que la realidad sea. Una realidad burocrática, claro.
Bueno, un saludo.
Estoy de acuerdo con Oscar en este caso.
ResponderEliminarLa asignatura de "ducación para la ciudadanía" tal y como está planteada es una chorrada. Pero si prescindes de los puntos en los que tendríamos que hacer un esfuerzo para no reirnos al dar clase (la familia, la maldad intrínseca de la globalización... etc) no creo que esté de mas. Es más, el argumento según el cual la educación en valores debe ser tarea de las familias me parece un mal argumento. Si vamos más allá del ejemplo puesto por Oscar... ¿Debemos dejar que un padre nacional-socialista, racista y violento decida qué valores debe tener su hijo y mantenernos al margen?
Educar en la ciudadanía democrática es ideología, claro que sí, como defiende Borja, pero es que es la ideología del sistema político en el que vivimos y es lógico que, para garantizar la pervivencia de la democracia, haya que tomar medidas hacia la dirección de que los alumnos tengan afecto y se sientan cómodos con esta forma de se. Sólo así serán ciudadanos en el futuro.
Ya sé por dónde me vas a salir Borja, pero no estoy de acuerdo, de antemano.
Bueno, Edu, si de antemano no estás de acuerdo me ahorro la explicación, ¿no? La verdad es que, como tampoco busco que estemos de acuerdo, intentaré exponer mi posición, pero ahora no puedo. Lo intentaré más tarde.
ResponderEliminarEs broma Borja... ¡discutamos!
ResponderEliminarYo también estoy horrorizado con los libros de "EC"... y mucho me temo que ese "buen rollo" se extenderá a los de filosofía y Etica.
Igual que Marx, creo en el "elemento subjetivo", a la hora de influir socialmente. Y bien pueden pretender usar esa asignatura como otra "Formación para el espíritu nacional", pero si no cuentan con la clase de tipos que vamos a contar estas cosas...
...a veces la risa es mucho más poderosa que la indignación y tiene mucha más fuerza.
He escrito un artículo para la Polis feacia.
ResponderEliminarEn él demuestro taxativamente que la izquierda existe y es indudablemente superior a la izquierda. Rabia Borja!(tb es broma)
Bueno, discutamos, Edu, Óscar....
ResponderEliminarEdu, en cuanto a lo que defendías en tu anterior comentario, a mí me parece que el estado no debe entrometerse en los gustos y los valores personales, en aquello que hace de un individuo un sorprendente sistema de indeterminaciones; es peligroso que el estado, creyéndose en posesión de lo verdadero, lo imponga de modo preceptivo, porque, en este caso, la condición de ciudadano se queda en un mero nombre, y lo que tenemos es un súbdito. Creo que somos excesivamente complacientes al pensar que hamos alcanzado la moral y política verdaderas, y por eso estamos legitimados para enseñarla como una verdad positiva e indudable. Frente a esto, el papel de una asignatura de Ética ha de ser la presentación de los diferentes sistemas en conflicto que conforman la complejidad de la sociedad occidental, no la enseñanza de un sólo sistema presentado como el verdadero.
No creo que el estado deba insuflar en el pensamiento individual un sistema de valores u otro; lo que debe hacer es mostrar las realidades jurídicas positivas que lo conforman y la posición del individuo ante ellas. EL estado no debe lograr que un individuo piense esto o aquello sobre "la solidaridad" o la "homofobia", eso es políticamente irrelevante, pero debe dejar claro, por ejemplo, que existen leyes que garantizan el derecho del homosexual a hacerlo, y penas que velan por el cumplimiento de tal derecho. Que a mí me gusten o me disgusten los homosexuales, o unos sí y otros no, es mi problema, siempre que mis acciones -que delimitan el ámbito de jurisdicción del estado- no se dirijan a vulnerar su libertad de serlo amparada por las leyes. Hacer del pensamiento, de las opiniones, de los gustos personales-muchas veces inexplicables- materias subordinadas al legislador eliminan en el individuo esa condición de "ciudadano" que, precisamente, los defensores del liberalismo político y la tolerancia definieron en el siglo XVII en relación a la autonomía y la protección frente al estado. SI el estado se arroga el derecho a conformar opiniones y valores, frente a su nuda obligación de hacer conocer y respetar las normas jurídicas, se elimina una de las primarias defensas de que contamos ante su poder y su capricho. Tanto si el estado promueve valores "buenos" como "malos", está desmontando toda una arquitectura legal pensada como freno y límite ante su poder.
"el mayor peligro, el estado", decía Ortega. "Donde empieza el estado termina el hombre", decía Nietzsche.
En cuanto pueda leeré tu artículo, Óscar, ¡quizás logres la difícil tarea de convertirme! Por ahora, lo único que conozco de "la izquierda", me disgusta profundamente.
Un saludo y una oración de bienvenida a vuestras bromas.
Borja, en relación a lo que dices en el primer párrafo lo suscribo plenamente, pero por que he visto de los manuales de Ética y ciudadanía, estos apenas cambian nada en relación a los antiguos libros de Ética, todo lo más un apartado final que habla sobre la fundamentación democrática del poder que parece bastante inane.
ResponderEliminarEn relación a lo que dices en el segundo párrafo ya estamos más en desacuerdo. Pretendes disociar el ordenamiento jurídico de un estado de un sistema de valores pero tal cosa no la veo posible. Puedes explicar en la clase de EpC que en este país se puede casar los homosexuales pero a continuación te ves abocado a hablar de discriminación y diferenciar distintos tipos de discriminación y valorarlos (gracias a Dios, de lo contrario nuestras clases serían aún más plomizas de lo que ya son). Además, y aquí no sé si estarás de acuerdo, nosotros, como representantes del estado debemos defender, estemos o no de acuerdo, que la discriminación por motivos de raza, sexo, religión u orientación sexual es indeseable. Porque estos valores no forman parte de la conciencia personal o familiar sino que están expresamente recogidos en la Constitución y nuestro deber es difundirlos.
Bueno, yo he dadao este año ciudadanía.Si alguien espera que con una hora semanal de esta chorradilla se va a construir un espíritu progre va dao. Si alguien teme por la perversión de las mentes púberes es más que apocalíptico.Nosotros poco influimos y si lo hacemos es más por carisma personal.En cuanto a cuestiones morales, poco podemos hacer, como mucho socializamos un poco. El estado, en virtud de su capacidad socializadora y en coherencia con su concrección juridico-política, por supuesto que esta legitimado para educar en valores. Lo que tiene que tener cuidado es asegurarse unos valores neutros,lo más universales posibles y que tengan coherencia con el predicado de la asignatura: individuo autonomo que se socializa con iguales, o sea espíritu crítico y algunos mínimos compartidos.
ResponderEliminarComo han dicho Edu y Oscar, cuestiones bastante más discutibles se han dicho toda la vida en las areas de humanidades, e incluso,los temas transversales de la LOGSE y la catequesis de la tutoría eran bastante más discutibles e intervencionistas.
Por otra parte hay manuales que no son nada panfletarios, e incluso ,útiles, que permiten analizar los fundamentos de nuestro estado, sus instituciones, los impuestos, la seguridad social, cosas que en general ignora la mayor parte de los mortales. ( ciertamente hay cada panfleto que te meas, pero los libros de las grandes editoriales son muy sositos).
Aquí si esto no fuera pantalla de humo y campo de batalla de ideologías virtuales, no merece la pena ni discutirlo( parece el gran mal de la enseñanza, junto con dar religión y la mala formación del profesorado).
Pues no estoy de acuerdo con vosotros. Coincidís en la necesidad de que el estado "eduque en valores", pero a mí eso me suena a la asimilación por parte del estado del papel de una iglesia. Uno de los logros fundamentales de la política moderna fue la separación de los poderes temporal y, como se dio en llamar, espiritual, pero el principio que defendéis no supone otra cosa que la reunificación tan peligrosa de esas dimensiones del poder que han sido demasiado tiempo indistinguibles. El último caso: los sistemas soviéticos.
ResponderEliminarPor supuesto, y en esto estoy plenamente de acuerdo con Santi, que un mero discurso cognitivo de una hora semanal no va a ser, por fortuna, en nada "formativo" para los alumnos. Me preocupa que lo sea para los profesores, pero ese es otro cantar. El problema que aquí se plantea es que se eliminan horas de enseñanza de conocimiento para convertir el sistema en una guardería donde los niños van a pasar el rato y a oír cosas bonitas e inofensivas de parte de los profesores. Eso es meridianamente claro, y no creo que admita demasiada discusión.
El estado y sus leyes, de acuerdo con el principio formal que limita su jurisdicción al ámbito público de los comportamientos, ha de situarse la margen de lo que los individuos piensan. El problema de admitir la fiscalización estatal sobre éste o aquel pensamiento es que se pierde la noción de un límite en el que su hegemonía deba estar encerrada. El estado debe hacer conocer las leyes positivas, y debe encargarse de que sean cumplidas, pero la cuestión de si a mí me gustan o no es un problema mío que al estado no compete. SI es función del estado el pensamiento, se elimina una distinción fundamental entre lo público y lo privado, y se hace posible que se convierta en objeto del código penal, lo que es bastante poco prometedor para la posibilidad de una sociedad en algún modo deseable.
Ya sé que el estado tiene como norma intentar introducir valoraciones de todo tipo y confundirlas con conocimientos, y eso es común es la chorrada esa de las transversales o en asignaturas de uno y otro tipo, pero lo de educación para la ciudadanía no es un amera anécdota, sino el intento de seguir en esa dirección, hasta ahora más diluida, para reformar absolutamente el sentido de la educación y convertirla en moral. Es decir, para comenzar a hacer transitable la distancia entre el pensamiento y el código penal. Quizás sea algo tremendista, pero al tiempo...
(Por cierto, Edu, los cambios en la página, me parece, han mejorado su aspecto notablemente)
Borja dice:
ResponderEliminar"No creo que el estado deba insuflar en el pensamiento individual un sistema de valores u otro; lo que debe hacer es mostrar las realidades jurídicas positivas que lo conforman y la posición del individuo ante ellas."
No puedo estar de acuerdo con esto, básicamente porque, a parte de parecerme algo del todo imposible, tampoco es algo deseable. Cuando tu, por ejemplo, defiendes que la filosofía (o la historia o las matemáticas) debe estar presente en el sistema educativo estás aceptando, de hecho, ciertos valores en los que vale le pena educar a los futuros ciudadanos. La ciudadanía no es como el genoma, no viene dado en nuestro nacimiento, y ser ciudadano no es, sin más, pertenecer a una sociedad democrática; las sociedades democráticas lo son porque están formadas por ciudadanos y los ciudadanos son aquellos que alumbran este tipo de sociedades.
Borja dices:
"EL estado no debe lograr que un individuo piense esto o aquello sobre "la solidaridad" o la "homofobia", eso es políticamente irrelevante, pero debe dejar claro, por ejemplo, que existen leyes que garantizan el derecho del homosexual a hacerlo, y penas que velan por el cumplimiento de tal derecho"...
y sigo estando completamente en desacuerdo; hablas como si el estado impusiera leyes al margen de los ciudadanos, como si éstos no tuvieran ninguna relevancia en la tarea legislativa; resulta que jústamente se pueden establecer leyes como las que censuran la homofobia porque los ciudadanos están afectados contra este carácter.
También hablas de la "legalidad" como si fuera una estructura carente de valores, cuando jústamente es una de las materializaciones más evidentes de ciertas valoraciones dentro de una sociedad. Establecer una legalidad es ya, de hecho, imponer una moralidad.
Una constitución es jústamente eso: la disposición de un marco legal que describa el marco dentro del cual cabe la acción de los ciudadanos. Un estado que establezaca un marco de esta clase, contra la moralidad de los ciudadanos tiene poco futuro.
Me dirás que es "ideologizar" y te contestaré que POR SUPUESTO QUE LO ES. Hasta la fecha, no existe ningún sistema político, igal que ningún sistema educativo o jurídico, que no sea la expresión de una ideología y trate de hacerse carne en los ciudadanos... algo así venía a decir Hegel.
Si no tratas de "convencer" mediante la educación y la persuasión a los ciudadanos de que ciertos valores son preferibles a otros, cabe la posibilidad de que, por ejemplo, por razones de otro tipo (familiares, culturales,..etc) un estado llegue a hacerse antidemocrático y racista usando precísamente las vías democráticas (y esto, como sabes ya se ha visto). Si la legalidad es simplemente una estructura cohercitiva y no hay mecanismos que traten de convencer a los ciudadanos de que, por ejemplo, el racismo no es algo deseable... ¿qué impediría que los racistas, a traves de una reforma de la constitució, por ejemplo, impusieran leyes racistas?
Tienes algo de razón cuando cuando dices que lo que defendemos es que el estado toma el papel de una iglesia; pero eso no es forzosamente negativo: en su momento fua la iglesia la que sostuvo sobre las espaldas la posibilidad de estructurar de una manera viable a la Europa pos-romana. Esto que has dicho me ha dado la idea para escribir un nuevo post, a propósito de algo que leí ayer en el Blog de Rafael Argullol.. me pongo en seguida.
Lo que me sorpende es que sigas a tribuyendo al estado el papel de encarnar la racionalidad, al margen de toda ideología; supongo que ese mismo papel le concedes a la filosofía en la educación: nosotros enseñamos "racionalidad" no "valoraciones"... no lo creo.
IMPORTANTE
ResponderEliminarCOMO HABEIS VISTO, EL ASPECTO DE FEACIOS HA SIDO MODIFICADO DURANTE ESTE FIN DE SEMANA. ME PARECÍA IMPORTANTE DARNOS UN TOQUE PERSONAL QUE NOS DISTINGA DE LA APARIENCIA DE EL 99% DE LOS BLOGS DE BLOGER, MUY PARECIDOS A ESTE.
TAMBIEN HE MODIFICADO SENSIBLEMENTE LA DISTRIBUCIÓN DE LOS TEMAS PARA PODER HACER UN MEJOR USO DE LOS APARTADOS:
EN PRIMER LUGAR HE ELIMINADO EL APARTADO DE "PENSAMIENTO FEACIO" QUE A PENAS ESTABA SIENDO USADO, PENSANDO FUNDAMENTALMENTE EN QUE CUALQUIER CONTENIDO QUE PUEDE COLGARSE AHÍ TAMBIÉN PUEDE COLGARSE EN POLIS FEACIA. EN ADELANTE CUALQUIER ENSAYO PODEIS COLGARLO EN ESTE APARTADO; ASÓ PODREMOS DARLE TAMBIÉN MÁS CONTENIDO (NO SOLAMENTE REFERENTE A LA POLÍTICA). LAS ÚLTIMAS DISQUISICIONES ACERCA DEL ARTE BIEN PODRÍAN HABER CABIDO AQUÍ (NO LAS MUEVO POR LO COMPLICADO Y TEDIOSO DE COPIAR TODOS LOS COMENTARIOS. SÍ HE MOVIDO, EN CAMBIO, LO QUE HABÍA DE BORJA EN "PENSAMIENTO" A "POLIS"). EN ADELANTE TRATAD DE UAR EL "DIARIO" PARA HABLAR SOBRE ASUNTOS DE ACTUALIDAD Y "POLIS" PARA PROFUNDIZAR EN TEMAS MÁS "INTEMPORALES".
EN SEGUNDO LUGAR HE AÑADIDO UN APARTADO NUEVO EN LUGAR DE "PENSAMIENTO FEACIO" LLAMADO "PELÍCULAS Y LIBROS". ESTÁ CLARO CUÁL ES LA FUNCIÓN DE ESTE APARTADO: QUE COMPARTAMOS LECTURAS Y PELÍCULAS, ES DECIR, UNA CLÁSICA PÁGINA DE CRÍTICA LITERARIA Y CINEMATOGRÁFICA. HE MOVIDO AQUÍ EL ARTÍCULO DE OSCAR SOBRE "VIDA Y DESTINO" QUE ES PERFECTO PARA ESTA SECCIÓN. EN ADELANTE LA "ACADEMIA FEACIA" NO LA USAREMOS PARA COMPARTIR LIBROS, SINO PARA DISCUTIR SOBRE ARTÍCULOS O TEXTOS CONCRETOS EN LOS QUE SE DIGA ALGO QUE NOS PAREZCA INTERESANTE (SUMINISTRANDO EL TEXTO).
ESPERO QUE OS PAREZCAN BIEN LOS CAMBIOS, SI NO ES ASÍ HACÉDMELO SABER Y PULIMOS BORDES.
Ta muy guapin. Tenemos un blogmaster de o carallo.
ResponderEliminarMuy sencillito y con muy buen gusto. Enhorabuena
ResponderEliminarNo estoy de acuerdo, Edu:
ResponderEliminarSer ciudadano no es fruto de un adoctrinamiento: ambos términos son excluyentes. El fruto del adoctrinamiento, sean cuales sean los valores a que nos refiramos, se define como súbdito.
No es cierto que yo hable de que los "valores" están separados de todo lo demás, hablo de que los valores, cuando son obligatorios, se convierten en todo lo contrario de lo que defiendes, ya que, por mucho que los denominemos "democráticos", son impuestos por un estado que elimina de raíz la raíz democrático-liberal de la ciudad, que es el apartamiento del estado del ámbito privado de las conciencias.
Defender que el estado se tiene que hacer cargo de adoctrinar en valores "democráticos" o "liberales" supone un contrasentido, porque estos valores se reúnen, precisamente, en torno a la necesidad de proteger al ciudadano frente a la intromisión del estado. El hecho de que el estdo se haga cargo de "enseñar" a ser ciudadano niega de principio la categoría misma de ciudadanía, si la entendemos en su sentido político relevante.
Claro que defiendo los "valores" que erigen la política occidental como algo mejor y único -precisamente por la centralidad de la idea de "ciudadano"- pero ello mismo me lleva a negar que el estado haya de tutelar "Las conciencias" o "los afectos" -tal y como defiende la presentación de la asignatura de marras- para "formar ciudadanos". Estas confusiones conceptuales conducen, precisamente, a extirpar los valores que soportan la idea política de ciudadano: los que conducen de la polis clásica al pensamiento político liberal.
Repito que la función del estado no es tutelar el pensamiento, sino preservar el ámbito público de los comportamientos. Lo absurdo, y peligroso, es lo que ocurre en España: mientras que el estado se desentiende de la aplicación de la legislación objetiva -como ocurre en el caso de preceptos coinstitucionasles básicos- se adueña del ámbito de lo privado.
Si la idea de "ciudadano" tiene que ver con la libertad de conciencia frente al estado, la práctica de ua enseñanza de valores por parte de éste retrotrae a otra idea muy distinta de la sociedad política. Esto es precisamente, lo que esta asignatura plantea, como bien dice el libro de Serbal: el liberalismo no es suficiente, es necesario establecer una sociedad que vaya más allá de sus límites para establecer una "igualdad real".
L acuestión es ésta: lejos de ofrecer contenidos políticos positivos -como la Constitución y su lógica política- la asignatura está pensada para enseñar que el sistema político occidental-liberal es insuficiente y ha de ser "superado".
Otra cosa que decías era que los valores están trabados en todo contenido. Así dicho, no te lo discuto, pero es muy distinto el planteamiento de una asignatura de "filosofía", en que se contemplan valores EN CONFLICTO y se estudia a Sto. Tomás, a Platón, a Nietszche, a MArx.... con el de "Educación para la Ciudadanía", que no tiene nada que ver con esto: creo que es muy diferente mostrar valores, ejercerlos conceptualmente, a enseñarlos como contenidos obligatorios de opinión. La diferencia es que, cuando yo enseño a Marx o a Tomás de Aquino, no obligo a los alumnos, para aprobar, a ser marxista o tomista; al contrario, la legislación deja claro que, para aprobar "Educación para .." es preciso "sentir" como el legislador quiere que sintamos, así como compartir ciertas opiniones, asumir ciertos afectos, pensar esto o lo otro.... ¿No existe diferencia, Edu?
Perdón por el desorden expositivo, las prisas traicionan.
Sigo sin estar de acuerdo contigo, Borja. Tu llamas "adoctrinamiento" a lo que un ilustrado podría llamar "educación" y, la verdad, hay pocas razones para pensar que sean cosas muy distintas. Seguramente ´se cambió de término, es decir, de léxico, porque mientras que la "doctrina" hace referencia al conjunto de valores, interpretaciones, costumbres e instituciones del mundo medieval cristiano, el término "educación" se refiere a todo eso pero de otro estado político: la democracia surgida de la Revolución Francesa. Los ilustrados estaban del todo persuadidos de que era imposible un estado político como el que pretendían, sin la institución de la escuela y los programas de "educación", del mismo modo que la Iglesia medieval estaba persuadida de que dificilmente el modelo de sociedad que perseguía tenía viabilidad sin la unidad de la doctrina, la santa inquisición y los dictados papales contra herejes.
ResponderEliminarBorja es que resulta que esa ciudadanía de la que hablas no consiste simplemente en una situación política en la que los integrantes de una sociedad dana tienen libertad de pensamiento y libertad de afectos, consiste más bien en una situación en la que tal disposición afectiva ha sido exigida. Es la razón por la que no se puede establecer una democracia, sin más, basada en un mero sistema de leyes y una policía armada en un país que no es de ciudadanos: eso no podría hacerse en una sociedad medieval y no puede hacerse hoy en día, por ejemplo en Irak.
Una analogía en este sentido la expone con claridad Lars Von Trier en su película Marderlay, haciendo una alegoría de la liberación de los esclavos tras la guerra de secesión americana: no basta con liberar a los esclavos, es necesario enseñarles a ser libres, obligarles a dejar de ser esclavos.
Si defiendes que la asignatura de EpC está mal planteada, pues te daré la razón; de todas formas, aquí me voy un poco con Santi: tampoco es para tanto una hora en segundo de la E.S.O; además sólo hay un par de puntos calientes que son fácilmente eliminables por parte del profesorado (lo que no lo eliminan tampoco lo hacen en sus clase de ética, filosofía o biología, así que qué más da). No obstante, me parece absolutamente fundamental por parte del estado una EDUCACIÓN EN VALORES Y AFECTOS.
Cuando dices que el estado no se debe meter en los afectos y pensamientos del ciudadano, entiendo que defiendes al mismo tiempo, la desaparición de la educación pública, filosofía incluida, y la disolución de cualquier plan educativo que, con EpC o sin ella, es ya de por sí una Educación en Valores, queramos o no.
He colgado un pequeño artículo en POLIS FEACIA que viene muy a propósito de todo esto.
La verdad, Edu, no sé qué tiene que ver defender que el estado no ha de pretender injerencia en afectos y valores con decir que la educación ha de desaparecer....
ResponderEliminarOtra cosa breve, que tango evaluación: cuando defiendes el origen ilusttrado de la educación estás saltándote su verdadera fuente, que no es otra que la filosofía griega clásica y, especialmente, Platón.
Todo lo que condiciona la mente es nefasto y mortal para los humanos: ideologias, religion, nacionalismos....
ResponderEliminar