Página de filosofía y discusión sobre el pensamiento contemporáneo

miércoles, 28 de mayo de 2008

Normalidad democrática

Hace dos días, en el Parlamento, pudimos asistir a un edificante debate: todos los grupos, en mi humilde opinión, argumentaron con corrección y coherencia y votaron en consecuencia, lo cual no es en absoluto habitual.

La ocasión era una propuesta de ley de IU e ICV para la creación de un "protocolo de aconfesionalidad", que básicamente consistía en la supresión de símbolos religiosos como el crucifijo o la Biblia en los actos de tomas de posesión de los cargos públicos, por ejemplo del presidente del Gobierno o los ministros. Argumentaba con coherencia y rigor Llamazares que la presencia de lo elementos religiosos era contraria al carácter aconfesional del estado proclamado en la constitución y se preguntaba: ¿si un día tomara posesión como ministro una persona musulmana van a cambiar el crucifijo y la Biblia por el Corán?
La propuesta de ley fue rechazada con los votos en contra del PP y el PSOE.

El PP, en boca del diputado diputado Eugenio Nasarre, defendió que el Real Decreto que regula los protocolos de los actos de toma de posesión "no necesita modificación". Nasarre, en primer lugar, destacó que todos los presidentes de la democracia, al margen de sus creencias o ideologías, han jurado o prometido la Constitución ante el crucifijo y la Biblia con "naturalidad". A continuación argumentó que "España no es un ente abstracto", más bien "una realidad fraguada en el seno de una civilización con raíces judeo-cristianas", y por ello, suprimir los símbolos citados supone "excluir los símbolos que profesan la mayoría de los españoles". Por último criticó que el Congreso se dedique a debatir en el comienzo de la legislatura, y ante "los desafíos del país", cuestiones como la supresión de los símbolos religiosos.

El PSOE, que tantas veces ha sido fustigado en este blog, mantuvo, esta vez, una posición moderada y sensata. Ramón Jáuregui, secretario general del grupo socialista, toma la palabra para señalar que no es necesario modificar el protocolo porque no hay nada que modificar pues "no hay ninguna referencia a una señal o a un símbolo religioso" en el decreto que regula estas ceremonias. Argumentó que su partido era contrario a hacer leyes que "obliguen" a quitar los símbolos religiosos de las ceremonias de toma de posesión y abogó por "no producir tensiones o rupturas innecesarias", ya que no hacen falta leyes "prohibicionistas", y por dejar que la laicidad avance al ritmo que establece la "convicción colectiva".

Para que no faltara de nada hasta el PNV fue coherente con lo que es y lo que representa pues de acuerdo con su base cristiana no podía ir en contra de los símbolos religiosos y llevado por su anti-españolismo no podía votar a favor de la ceremonia constitucional, así que optó por cortar por lo sano y presentó una enmienda con el fin, no ya de suprimir el crucifijo o la Biblia en las tomas de posesión, sino de eliminar este tipo de ceremonias.

Ojalá esta legislatura siga por estos derroteros y volvamos a ver unidos a los dos grandes partidos de la cámara frente a las pretensiones de los grupos minoritarios. (y esta vez, es de ley reconocerlo, el que dio el brazo a torcer fue el PSOE .)

7 comentarios:

  1. Comprendo tu opinión, Óscar, y quizás sea lo mejor que pueda pasar en un país de política disparatada; sin embargo, me parece otra muestra del despropósito fundamental en que descansa la política oficial, aunque, por esta vez, sea un despropósito inofensivo.

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  2. Hace tres días no lo sabía, pero UPyD votó a favor de la propuesta de IU.

    En el fondo LLamazares tenía razón, pero Jauregui también, porque si no hay ninguna disposición al respecto en el protocolo es preferible no marear la perdiz y esperar a que un ministro o presidente pida que retiren los símbolos de la mesa y cree un precedente.

    Las costumbres no se cambian mediante leyes como pudo comprobar Carlos III con el motín de Esquilache

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  3. Estoy de acuerdo contigo en parte de loq ue dices, y tiene que ver con lo que hablábamos hace unos días: los límites necesarios del estado y de su intervención en la sociedad situada bajo su jurisdicción. El caso de las costumbres es uno de ellos, ya que se plantea en qué casos la ley ha de reformar y suplir lo que obedece a usos y modos extra-legales.
    La moción de IU me parece, por el contrario, un acto meramente populista y demagogo que parte del supuesto de que todo ha de ser legislado por el nuevo Dios-Estado. Muy en consonancia con el vaciado intelectual, teórico y político de un partido que ha perdido sus referencias dogmáticas y se abraza a cualquier otro dogma con la esperanza de llenar ese espacio, ya sea al anti-clericalismo vulgar, al nacionalismo, al ecologismo o a cualquier tipo de "-ismo".

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  4. Estoy de acuerdo contigo en parte de loq ue dices, y tiene que ver con lo que hablábamos hace unos días: los límites necesarios del estado y de su intervención en la sociedad situada bajo su jurisdicción. El caso de las costumbres es uno de ellos, ya que se plantea en qué casos la ley ha de reformar y suplir lo que obedece a usos y modos extra-legales.
    La moción de IU me parece, por el contrario, un acto meramente populista y demagogo que parte del supuesto de que todo ha de ser legislado por el nuevo Dios-Estado. Muy en consonancia con el vaciado intelectual, teórico y político de un partido que ha perdido sus referencias dogmáticas y se abraza a cualquier otro dogma con la esperanza de llenar ese espacio, ya sea al anti-clericalismo vulgar, al nacionalismo, al ecologismo o a cualquier tipo de "-ismo".

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  5. Buenas.
    Es bien cierto que si, como decis, no hay ningún apartado que diga que esas ceremonias han de ser así, con el crucifijo y la biblia,sea una discusión ésta que no tiene otro objetivo que crear un tema de conversación más en la calle. Pero es verdad que no creo que, por mucho que se pueda o no jurar con o sin simbolos, se deba hacer con ellos puesto que no representan a toda la población, no representan a todos los españoles. Yo si soy ateo, si soy suníta o si soy animista puedo sentirme defraudado y excluído puesto que siendo un acto de toma de poder en nombre de todos los ciudadanos, entra en práctica la política de separación con un tono clasísta, disponiedo o dando a entender que es más español aquel que es cristiano. Es como el pagar, o contribuir el estado a la boda por lo católico de los principes, cuando el estado debería (que tampoco) únicamente ayudar a pagar la civil, la que todos podemos... "sentir". Pero esto es otro tema. Un placer tratar con tertulianos que me sacan años luz de intelecto.

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  6. Bienvenido a estos lugares, Perucha. La verdad es que yo no estoy de acuerdo con tu posición. También me considero ateo, pero no me molesta ni me agrede ver un crucifijo. Una cosa es ser ateo y otra ser un Conde Drácula. No es cierto que del ateísmo se haya de deducir el aborrecimiento de la religión cristiana, ni que por ello haya de negarse el inmenso valor que ha tenido para la conformación de nuestra civilización. Un saludo.

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  7. A mi tampoco me ofende, pero es cierto que si puede haber ciudadanos a quien si puedan, no ya ofender, sino hacer sentir excluidos. Pero no lo se bien, aún tengo mucho por aprender. Y no hay que aborrecer nada, ni negar su valor, simplemente ir apartandolo porque creo (seguro que me equivoco) que pone en duda la modernidad del estado, y lo aleja atrás en el tiempo del mismo modo que otros simbolos muy importantes en nuestra historia como el antiguo "non plus ultra" o su sucesor "plus ultra" que representa el imperialismo de otras épocas.
    Un saludo

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