Página de filosofía y discusión sobre el pensamiento contemporáneo

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Perplejidades de la filosofía.
Borja Lucena Góngora

Los filósofos comprendieron que el aliento del pensar surge de la insatisfacción ante lo presente a los sentidos; lo que vemos, lo que oímos y tocamos, parece esconder una verdad que en las apariencias no aparece, que en lo revelado no se revela; la inquietud y el temblor que recorren lo manifiesto oscurecen el corazón permanente del mundo que el pensamiento anhela para tomar asiento; el movimiento sin término de las cosas exige algo primero que no se mueva; los sentidos, en fin, sólo nos proporcionan la imagen de un mundo, pero nos alejan a la vez del acceso al mundo mismo. La filosofía ha de ser capaz de elevarse sobre lo dado -lo visto y lo oído- para adquirir lo anhelado, la verdad misma que no se da a la intuición.

Sin embargo, el propósito de la filosofía es la visión (theoreín) de lo verdadero que se busca; el fin del pensamiento es dejar de pensar para llegar a intuir; el del lenguaje -como en el platónico "más allá de las palabras"- callar. La búsqueda de la muda contemplación de lo que es en sí hizo del filósofo alguien que filosofaba para dejar de filosofar, alguien que pensaba para dejar de pensar un día, como Descartes dudaba para desembarazarse de una vez de toda duda.

La filosofía, despreciando la intuición, quiere alcanzar, sin embargo, otra intuición; aferrándose al pensamiento como lugar de la verdad, aspira a renunciar a él para llegar, de nuevo, a ver. Esta es una gran perplejidad de la filosofía.

9 comentarios:

  1. PREGUNTA: ¿Por qué "el movimiento sin término de las cosas exige algo primero que no se mueva"? Si la filosofía, tal y como la entiende Platón, y así lo dice al final del libro VI de La República, es una interrogación que no da nada por supuesto, ¿por qué dar por supuesto justamente esto?
    ¿No será Borja que no hablas de la filosofía como actividad sino de un modo de pensamiento que se erige desde creencias tales como esta?: detrás del incesante fluir de las apariencias se esconde una verdad; para que exista lo móvil ha de existir lo estático... ¿por qué?
    y otra pregunta... ¿qué pasa con las sociedades sin filosofía? ¿se les escapó el tesoro? ¿viven una vida inauténtica de inmediateces? ¿no son hombres?

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  2. Estás claro que me he explicado muy mal, Edu, porque precisamente lo que intentaba señalar era esos prejuicios filosóficos que conducen inevitablemente al pensamiento a la aporía o a la evasión. La próxima vez intentaré exponerlo mejor...

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  3. Lo sé, Borja... pretendía polemizar un poco; el hecho de que lo titules "perplejidades" creo que indica que aceptas una visión de la filosofía correspondiente a una busqueda de "esencias" (por así decirlo), pero adviertes el peligro de que la búsqueda se convierta en una construcción. Pero visto así resulta complicado distuinguir cuándo descubres y cuándo eriges.
    Wittgenstein tiene un texto que ilustra bien el problema:


    "177. Que un punto en el plano esté representado por un par de números y que en un espacio de tres dimensiones lo esté por una tríada, basta para mostrar que el objeto representado no es en absoluto el punto, sino la red de puntos. "

    Witgenstein. Observaciones Filosóficas.

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  4. Estimado señor Lucena Góngora:

    Me pongo en contacto con usted para darle a conocer un colectivo -grupo, plataforma, movimiento ciudadano- de maestros, profesores de secundaria y profesores de universidad que lleva apenas unos días en marcha. Su nombre es Deseducativos y puede visitar su web aquí:

    www.deseducativos.wordpress.com.

    A pesar de que los participantes no nos conocemos personalmente, a pesar de que vivimos en ciudades distintas, algunas muy alejadas la una de la otra, nos hemos puesto de acuerdo para escribir siempre que nos sea posible y destripar el sistema de enseñanza actual. Muchos de nosotros está hasta las narices de la situación y, sobre todo, del silencio de la mayoría de nuestros compañeros de profesión. El último globo sonda del ministro ha sido la gota que ha colmado el vaso. La reflexión, sin la acción, es algo que no sirve de nada en estos tiempos que corren.

    Así, lentamente, la lista de autores está siendo cada vez más amplia, y el número de visitas -tenemos siete días de "vida pública"- crece también a un ritmo que no está nada mal.

    Consideramos que sus escritos sobre educación vendrían como anillo al dedo y, por eso, le invitamos a participar como autor de la web.

    Si está interesado, por favor, escriba a este correo: desducar@gmail.com , y nos pondremos rápidamente en contacto con usted.

    En la web, puede echarle un vistazo a "¿Quiénes somos?", a fin de tener más noticias nuestras y a "Propuestas", donde poco a poco irán siendo publicadas las ideas que consideramos vitales para que cese este delirio educativo.

    Sin más, aprovecho para enviarle un afectuoso saludo y agradecerle su atención.

    David López Sandoval

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  5. Al margen del sentido de "puesta en cuestión" del post, de "puesta en duda", vuelvo a coincidir con el sentido del comentario de Eduardo. Lo "perplejo" no es sino una expresión de nostalgia, un deseo frustrado sistemáticamente de "querer llegar a la verdad absoluta". Creo que ello es inevitable; pareciendo una carácterística a la que se ha llegado y con la que algunos (no todos) vivimos como humanos. O si acaso "todos" aunque en porcentajes muy diversos o realizados de manera aparentemente diversa. Todos míticos en realidad (la ciencia, la filosofía incluso), cuyas expresiones racionales se hicieron causalmente necesarios en la medida en que nos fuimos internando en la complejidad ambiental que producimos. Si no referenciamos esos productos culturales con el proceso histórico-social (insisto), no se puede salir de la perplejidad. Creo...
    Un saludo.

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  6. Carlos:
    Yo, la verdad, creo que ni siquiera la subsunción en "la corriente de la historia", o en la vida de la sociedad, resuelve la perplejidad que anida en el pensamiento; es más, creo que cualquier propósito de ofrecer soluciones, de resolver o disolver las perplejidades, supone una renuncia al pensamiento y su sustitución por fórmulas y clichés que sólo ocultan su constitutiva indigencia para las "respuestas últimas".
    La perplejidad del pensamiento, estoy de acuerdo, señala la búsqueda de verdad, pero también la caracterización de esa verdad como huidiza y apartada de ser un mero "resultado", y sí más bien un insoluble problema.
    No sé si vas por ahí, pero estoy convencido de que, anegando las perplejidades del pensamiento en el funcionamiento histórico -o en la vida de la especie y la naturaleza- las ideologías "resuelven" toda perplejidad cancelando la capacidad misma de pensar. Ofrecen en su lugar la sumisión a las leyes y los designios de fuerzas superiores e intemporales, el ofrecimiento a los hombres de un sitio (la sociedad o la naturaleza) donde se ha satisfecho la promesa de una existencia sin problema.
    Por último: siguiendo un camino socrático -y por lo que respecta a la mala fama de la verdad- el que el pensamiento no obtenga respuestas en su búsqueda también excluye -junto a toda respuesta última- la respuesta negativa que, de un brochazo, niega la existencia misma de verdad.
    Un saludo.

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  7. Coincido contigo en cuanto a que la idiosincrasia humana (esto lo he desarrollado y habrá aún que hacer más) incluye cierta inevitabilidad en relación a la perplejidad y al enfrentamiento con el sinsentido (que no se acepta, contra el que se lucha suponiéndolo un "tesoro oculto" que sería "la sabiduría", caja de Pandora mediante, recompensa postmortem, etc.) Pero, ¿qué pasa si o cuando tomas conciencia de la "nada" y, por mucho que te reconcoma la tendencia del "no me puedo creer que no haya nada" (que se prefiere a la nada misma como dijo bien Nietzsche), si tomas conciencia incluso de que esa tendencia es intrínseca, que es lo que te impulsa a pensar precisamente, a crear mitos, a construir sistemas formales, etc., etc.? El problema de la conciencia es que se impone o se niega, y lo segundo lleva a un "falso" pensar, a un juego de autoengaños/engaños, un juego desconcertante que acaba por frustrar, es decir, acaba por empujar al límite de la madurez, es decir, de la conciencia, de la "edad de la razón".
    ¿Por qué los hombres de hoy que mejor piensan sin embargo se escabullen? ¿Por qué rechazan la posibilidad imaginaria de que un día el hombre o parte de los hombres decida dejar de buscar y hasta de pensar y prefiera la pura contemplación? Incluso, ¿por qué descartar el suicidio masivo de la especie? Todo sería posible, y seguramente resultará de muchas cosas. Pero lo que no puede ponerse en duda es que los hombres (una parte y en parte) de hoy piensen que es mejor pensar y que no hacerlo pone en peligro la especie. Esto debe ser atribuido al hombre que se es y no a una capacidad particular de descubrir el remedio. Algo que me preguntas si propongo y que en el fondo acabas proponiendo tú. Yo sólo pongo el fin de la perplejidad como resultado de la lucidez extrema, tal vez imposible, tal vez en la que se puede penetrar para enseguida retroceder. No sé: somos un atajo de contradicciones o mejor dicho de imperfecciones necesarias. Y porque somos un resultado y no un producto de diseño para funcionar bajo un programa preciso. Pero el resultado contiene una bomba de relojería según lo veo cada vez más. Y para que no estalle, el remedio del autoengaño filosófico (del que no me desprendo "vaya a saberse por qué" -¿mecanismos personales acaso más "sanos" según se mire?- del todo) podría estar agotándose. En cualquier caso, los que pensamos "a tope" somos los menos
    y los más siguen tomando de nosotros los slogans popularizados a través de los políticos. Tal vez todo acabe en Morloks y Elois, y tal vez uno de nosotros saltemos al futuro, con uno o dos libros bajo el brazo, para convencerlos de las ventajas de volver a tener una "cultura" y el combate a la fuerza bruta dominante que se ha encerrado bajo tierra. Convencerlos de nuevo de que elucubrar sobre la perplejidad sirve para algo... ¿trascendente?

    Un abrazo.

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  8. settembrini12/11/09, 15:56

    De ningún licenciado en filosofía se podría pedir menos, ni más. Heráclito y Parménides compartiendo una temporada de una seria de la HBO. The Wire, por ejemplo.

    "El movimiento sin término de las cosas exige algo primero que no se mueva".

    La frase que Eduardo hábilmente confunde con una trucha y a la que encierra bajo el velo de la ironía y de la dialéctica, enmascara, bajo la niebla de la pregunta, el texto y el sentido de la reflexión que se hace Borja. Eduardo lo reconoce en su réplica.

    El texto es magnífico porque recoge el sentido de la tradición desde los griegos hasta hoy. Y a pesar del prejuicio esencialista que achaca Eduardo, recoge cierta crítica a esa tradición, por supuesto sin desmarcarse del todo de ella. Pero no por la mancha esencialista sino por la querencia a la identificación de la filosofía con la verdad. Esencia y Verdad no son lo mismo, como ser y decir no son lo mismo. De ahí que Borja desde su nueva vocación filosófica-histórico-política denuncie la filosofía esencialista y se vuelque en la filosofía como verdad.

    Porque perplejidad, si es nostalgia, lo es de lo dado por sabido, estático. Cuando lo que entendíamos por referencias se ve como lo contrario, como movimiento como cambio y las categorías que manejábamos para envolver la pregunta no abarcan el sentido, se da la perplejidad. Y Borja denuncia esa perplejidad ante el cambio, ante el paso de la tradición a otra cosa que la filosofía ante su reflejo en el espejo no ha solventado.

    Hegel lo intuyó haciendo Filosofía de la Historia y Marx lo culminó; no con su paraíso comunista, ni con la sociedad de clases, los dos beben de la tradición sino con su habilidad para captar el cambio tras la Revolución Industrial y hacer del trabajo la nueva categoría que iguala y da sentido, hace del cambio conciencia.

    “ Aferrándose al pensamiento como lugar de la verdad, aspira a renunciar a él para llegar, de nuevo, a ver ”.

    Seguir buscando la esencia, “ la Esencia de la Tradición Filosófica “ . El gran pecado de la filosofía y de como resuelve la trasgresión del cambio. Con su autorrefencialidad, y por ende su tibieza mórbida, lo que llaman filosofía del lenguaje, por ejemplo y otros “ ”ismos” ” que han hecho de la tradición o sea, de la filosofía la gran corrupta, la gran enemiga.

    Pd`s

    1)Borja no es el mismo texto pero casi mejor.

    2)Edu, espero que te haya parecido menos poético, a mi no.

    3)Me ha gustado toda la discusión, me refiero a los participantes, todos, la página tiene salida. Menos lo que tenia que ver con “perplejidad ”, pero como con todo concepto que deja perplejo es imposible salir de la perplejidad.

    4)En mi caso no me permito desde el punto de vista moral o sea a pesar de mi posición jurídica de filosofo estar perplejo, ( seria corrrupto y enemigo, si lo soy, sigo la tradición y me engaño) Toda la tradición es moral, todo es teorización sobre el valor, no los entrecomillo por que no los considero conceptos, para mi todo es real, materia, es cambio aunque cada pequeño matiz de cambio sea a-temporal. Entre Guermantes y su precedente, la Magdalena esta lo a-temporal del cambio, de la conciencia, los postreros paseos de Proust buscando alojo a los viejos muebles. La febril cama, el punto y seguido de la Recherche ( esta estupidez se me acaba de ocurrir, Recherche, filosofía, preguntas sin respuestas, la respuesta ante la obra inacabada y el último estertor del poeta, del actor, de la mascara, la ciudad, lo hedónico, el deseo, otra cerveza helada del Ritzs )

    ...continúo en el siguiente comentario

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  9. settembrini12/11/09, 15:57

    5)"177. Que un punto en el plano esté representado por un par de números y que en un espacio de tres dimensiones lo esté por una tríada, basta para mostrar que el objeto representado no es en absoluto el punto, sino la red de puntos. "

    “ Mirad joven, le dijo Napoleón a su hermano, aprended de esta escena que para un militar, estudiar profundamente su oficio es tanto un asunto de conciencia como de prudencia. Si el miserable que lanzó al ataque a esos valientes hubieran sabido su oficio, gran número de ellos gozarían aún de la vida y servirían a la República. Su ignorancia les hizo perecer, a ellos y a otros cientos, en la flor de la juventud y cuando iban a alcanzar gloria y felicidad ” “Poesía pal Edu que se que le gusta”:

    Las telas de araña temblaban. Alguien, desde un barco, levanto su jarra beodamente, brindó por una tal Miguelina y se bebió de un trago hasta la última gota. Algunos de los que dormían en los barcos protestaron.

    El espacio se iba reduciendo porque el ventero apagaba los candiles y cada cual se acomodo como pudo. Cerca de mí el capador y su hijo se habían arrebujado en unas mantas y roncaban tenuamente.

    Perplejidad………………..

    Féretro, caballos, obispos y mendigos iban desapareciendo tras los muros desfallecidos y desiertos como actores que consumaban el último acto del venerable drama medieval. Por las bambalinas del crepúsculo; por la Tramoya de una puerta urbana en cuyo escudo de piedra, coronas y nimbos exaltaban el águila bicéfala; sobre su pecho los cuarteles de Castilla y de León y de Sicilia, de Borgoña, de Austria y de Brabante; y en el abismo, de nuevo la bicéfala; y en el abismo, otro escudete con las armas de Flandes y del Tirol; y en el abismo del abismo, de nuevo la bicéfala.

    En una repetición de miniaturas destinadas a marcar las diferencias y que no eran sino los espejismos y las burlar con que se cobraba la inevitable majestad del tiempo.

    Epilogo.

    Solo se puede ser marxista en sentido Borjiano.

    Desorden.

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