Cuando la soledad de un amplio colectivo de ciudadanos y la falta de representación política de sus argumentos impelen al desencanto y a la irritación, pero también a la sagacidad, es un deber inexcusable de la sociedad civil tomar la iniciativa y exigir que se tengan en cuenta sus reivindicaciones. Sostenemos como incontrovertibles las siguientes evidencias: que el de los docentes es uno de los colectivos profesionales de España más desguarnecido, más irrepresentado, más desengañado, más enfadado y, en última instancia, más capacitado para denunciar el cúmulo de atropellos que se han ido cometiendo desde hace más de veinte años; que las diversas reformas educativas han fracasado estrepitosamente en todos sus planteamientos y han condenado a generaciones de estudiantes españoles a ser de las peor preparadas de la Unión Europea; que las circunstancias económicas de nuestro país obligan a dar, cuanto antes, un giro radical en las políticas educativas que han venido proponiendo hasta ahora los partidos políticos con representación parlamentaria, ya que, de no ser así, ninguna reforma logrará el objetivo -suponemos que sincero- de sacar a España de la grave crisis en la que se halla inmersa. Por ello, y ante el anuncio de las negociaciones que el Ministerio de Educación está llevando a cabo con diferentes grupos políticos y con los principales sindicatos de la enseñanza, los abajo firmantes (maestros de Primaria, profesores de Secundaria y Bachillerato, profesores de Formación Profesional, profesores de Universidad, padres, madres y ciudadanos en general) nos vemos en la necesidad de exigir:
1 Que el Pacto por la Educación incluya el criterio de los profesionales de la enseñanza que están dando clase -y no sólo de quienes dicen ser sus representantes-, únicos expertos hasta el momento y principales conocedores de la realidad de las aulas españolas.
2 Que el Pacto por la Educación se despoje de una vez por todas de la influencia de modas pedagógicas que no valoran el esfuerzo, la disciplina o la transmisión de conocimientos; limite las atribuciones de psicólogos y pedagogos, tanto en la administración como en los centros, a los fines estrictos de su adscripción, y se atenga exclusivamente a la realidad de unos estudiantes que necesitan con urgencia una formación en contenidos exigente para afrontar los retos del futuro.
3 Que el Pacto por la Educación impida todo intento de manipulación ideológica de los planes de estudios, evite cualquier prejuicio partidista o electoralista, se atenga únicamente a los hechos, detecte los problemas más acuciantes y actúe en consecuencia, sin que se vea lastrado o condicionado por intereses espurios que nada tienen que ver con la enseñanza.
4 Que el Pacto por la Educación no confunda, como se viene haciendo desde hace más de veinte años, la igualdad de oportunidades de una enseñanza obligatoria hasta los 16 años con la uniformidad de capacidades, y el derecho universal a una educación de calidad con la obligación de recibir unos mismos contenidos, exigencia que atenta contra los derechos individuales, niega que existan personas con distintas capacidades físicas e intelectuales o con perspectivas e intereses diversos, e impide que el Estado salvaguarde la legítima aspiración de los ciudadanos a promocionar socialmente.
5 Que el Pacto por la Educación conciba una Enseñanza Infantil que no ignore que los niños de edades comprendidas entre los 0 y los 4 años han de pasar la mayor parte del tiempo con sus padres, aun cuando eso signifique que deban reconsiderarse las actuales normativas que rigen los permisos de maternidad y paternidad y los horarios laborales de los progenitores; que no eluda la responsabilidad de iniciar el aprendizaje de ciertas habilidades intelectuales cuando la capacidad o la inclinación de los alumnos así lo requieran; que no se entienda, en definitiva, como una etapa en la que sus profesionales han de quedar reducidos a ser simples nodrizas.
6 Que el Pacto por la Educación considere la Enseñanza Primaria como el ciclo más importante en la formación del alumno, limite la promoción automática a los primeros años de la etapa, no desdeñe el rigor y la exigencia necesarios para afianzar tanto las habilidades primordiales en lectoescritura y cálculo matemático como los conocimientos básicos de otras disciplinas también esenciales, y no eluda la necesidad de plantear una Primaria hasta los 14 años. Pero que, sobre todo, haga de este periodo de aprendizaje el mejor momento para guiar al alumno en su futuro académico demandándole tenacidad, disciplina y esfuerzo, y detectando a tiempo y prestando una mayor atención a los problemas que puedan surgirle mediante una exigente labor de orientación -labor que sólo tiene sentido y es eficiente en esta etapa- que huya de la inútil burocracia actual y, principalmente, a través de programas de refuerzo dentro y fuera del aula.
7 Que el Pacto por la Educación recapacite sobre la conveniencia de mantener, contra viento, marea y estadísticas adversas, la Enseñanza Secundaria, etapa que se ha revelado como uno de los mayores fracasos de las últimas reformas legales; que conciba, en su lugar, la creación de un Bachillerato de 4 años de duración que recupere el valor del mérito académico acabando con la promoción automática y restablezca la especificidad que le da sentido y que lo define como la etapa preparatoria para los estudios superiores; que se atreva a abordar definitivamente una reforma de la Formación Profesional que convierta esta etapa en el motor más importante para transformar el modelo productivo de nuestro país, y que evite que se la continúe considerando una simple alternativa para aquellos que no pueden acceder al Bachillerato, otorgándole, para ello, 4 años de duración tras la Primaria, dotándola de medios y dignificando sus objetivos mediante el mérito y la excelencia.
8 Que el Pacto por la Educación no condene a los alumnos que fracasan a la precariedad laboral y que incluya con carácter de urgencia, para ello, un tercer itinerario de Iniciación Profesional a los 14 años -de 2 años de duración- que armonice la presencia de las asignaturas instrumentales con una atención especial a materias exclusivamente prácticas, procurando así una cuantificación profesional temprana y una salida laboral digna y suficiente como para no impedir la promoción social a la que todo ciudadano
tiene derecho.
9 Que el Pacto por la Educación plantee un sistema de conexión de los diferentes itinerarios salidos de la Enseñanza Primaria con racionalidad y sentido común, mediante cursos puente o exámenes de ingreso que huyan de la excesiva condescendencia que existe hoy día.
10 Que el Pacto por la Educación evite la impostura de los actuales procedimientos de evaluación del sistema de enseñanza y plantee la urgente necesidad de unas reválidas estatales y vinculantes al final de cada etapa que hagan de los resultados el único y principal indicador fiable de la realidad de alumnado y profesorado.
11 Que el Pacto por la Educación dignifique la figura del docente modificando, para ello, la actual estructura de los centros de enseñanza, facilite su labor rebajando el número de alumnos por aula, restablezca su autoridad devolviendo al claustro de profesores las competencias disciplinarias y restituya su autonomía confiriéndole la competencia para elegir a los directores y otorgando a los diferentes departamentos didácticos la libertad real para elaborar los planes de estudios.
12 Que el Pacto por la Educación dignifique la figura del docente confiando a su único criterio las cuestiones derivadas de la enseñanza, despojándole de atribuciones ajenas a su cometido, acabando de una vez por todas con el absurdo sistema de promoción horizontal, incentivando su carrera mediante la búsqueda del estímulo académico y laboral, que, en todo caso, nada tiene que ver con los cursillos que actualmente organizan sindicatos y centros de profesores y recursos, dignificando el menoscabado Cuerpo de Catedráticos de Bachillerato y concibiendo un sistema de acceso a la función pública docente diferenciado para cada etapa educativa y basado exclusivamente en la excelencia.
13 Que el Pacto por la Educación proponga por fin respuestas serias y contundentes a los graves problemas que sufre la Universidad española, que recorte el número de universidades a fin de evitar la actual infradotación y la mediocridad a las que están expuestas, que reconduzca la vigente política de títulos a patrones de sensatez científica y económica, que racionalice los planes de estudios, que modifique los actuales modelos de gestión administrativa y emprenda una desburocratización en masa, que solucione los antimeritocráticos estándares de selección y de evaluación del profesorado, que reconsidere y adapte a la realidad de nuestro país los dudosos procesos que se han seguido para adoptar los nuevos requisitos de Bolonia, y que potencie programas de investigación con dotación suficiente evitando por ley la influencia política que hoy día impide o pone en entredicho, no sólo la eficiencia y la utilidad de éstos, sino el libre debate de ideas y, sobre todo, el concurso de toda disidencia crítica.
Por un sistema educativo libre, eficaz e independiente
www.manifiestomp.com
Borja, lo malo de un manifiesto de 13 puntos es que es difícil suscribirlos todos, pero la principal dificultad estriba en la concepción misma del manifiesto, por un lado, y el pacto para la educación, por otro. Yo creo que en esto el ministro se ha expresado clara y acertadamente: como todos los pactos, este no puede ser un pacto de máximos (si afecta al PSOE y al PP claro, lo contrario sería una escenificación fatua y propagandística).
ResponderEliminarYo pienso, por un lado, que un pacto es necesario y, por otro, estoy de acuerdo con algunos de los puntos del manifiesto aunque creo que no es realista pensar que puedan formar parte de un pacto promovido por el PSOE.
En resumen pienso que el manifiesto es un conglomerado de peticiones, algunas de las cuales pueden y deben ser planteadas como exigencias a cumplir por un buen pacto; otras son peticiones sensatas desde un punto de vista que comparto pero situadas en las antípodas de los planteamientos de PSOE en el tema de la educación y por tanto poco realista esperar ver reflejadas en el pacto (insistir en ellas supone dar la espalda a un pacto que, ingenuo de mi, pienso que es posible y necesario), y finalmente no estoy de acuerdo con algún punto.
Yo firmaría el manifiesto sin dudarlo si constara de los puntos 3, 4, 5, 6 ,8 y la mitad del 11. El resto es más discutible.
Hay algunas peticiones que simplemente son inasumibles para el PSOE. Es perfectamente legítimo insistir en ellas, pero no es entonces sincera la voluntad de pactar. A lo mejor no hay nada malo en ello, hay demasiado mito y moralina barata alrededor de eso llamado “consenso”, pero al menos en este caso el acuerdo entre el PP y el PSOE es muy necesario. Me refiero a los siguientes puntos:
El 2 es solicitar un acto de contricción prescindible, innecesario e inasumible por el PSOE.
El 9, no sé muy bien a que se refiere, yo creo que las conexiones entre itinerarios ya existen hoy (pero estoy de acuerdo)
El 10 exigiría lo que es punto en el programa de UPyD: que el ministerio de educación vuelva a tomar las riendas de la enseñanza en este país. Como tal cosa no la aprueba ni el PP, este punto es imposible que forme parte de un acuerdo entre el PP y el PSOE.
Si el 12 se firma los sindicatos toman la Moncloa y proclaman un nuevo régimen.
Repito: con los anteriores puntos estoy personalmente de acuerdo, pero no me parece oportuno plantearlos como exigencias para un pacto.
Con otros apartados no estoy de acuerdo.
Punto 1. Yo tampoco me siento representado por los sindicatos, pero la cuestión es que objetiva y legalmente son nuestros representantes. No aporta nada insistir en lo contrario ( si no…¿quiénes serían nuestros “legítimos” representantes?)
Punto 7. La ampliación de un año más de Bachillerato me parece una medida que podría tener encaje en el marco normativo en el que nos movemos. Dos años más supone una revolución que, además de imposible, no tengo claro que sea para mejor. Cada vez soy más escéptico en relación a lo determinante del modelo. Distintos modelos pueden dar buenos o malos resultados en función de otros factores. Además esta propuesta huele a melancolía: ¿no será que nosotros tuvimos un Bachillerato de 4 años, contando COU, y claro nosotros nos hemos educado mejor…?
Punto 11. Con la crisis que hay, simplemente no podemos exigir que se rebaje el número de alumnos por aula. En esto se ha avanzado mucho con nulos resultados (tampoco es tan importante como algunos dicen). La libertad de los departamentos también me parece muy discutible.
Punto 13. Bastante difícil va a ser el pacto para meterse en este berenjenal. La Uni, ni tocarla, otra vez será)
He intentado tocar demasiados temas y apenas he podido argumentar, lo siento.
Saludos
Óscar:
ResponderEliminarPor supuesto, un documento de esta naturaleza es discutible, y es precisamente esa discusión lo más valioso que podemos obtener. Lo importante, cre4o, es que se creen núcleos de autó-organización en elm profesorado y podamos dirigirnos a la cuestión del sistema educativo como adultos, y no como menores que sólo esperan lo que los partidos decidan para cumplir mecánicamente con lo que dispopnen.
Creo que el problema del pacto educativo es ése: todos hemos asumido que ha de ser algo en lo que se pongan de acuerdo los partidos, y con ello nos dejamos usurpar la participación y protagonismo en un asunto en el que somos los primeros y necesarios interpelados.
Esperar que nos caiga desde el cielo de las vanguardias y las castas políticas una ley de educación que convierta la debacle educativa en una maquinaria engrasada y de funcionamiento automático, creo, es desviar la consistencia de la educación a los presupuestos técnicos de los que el otro día hablábamos. Como profesores, la educacvión nos pertenece y debemos exigir que una concepción aceptable de la educación no descienda desde las alturas tecnocráticas o ideológicas, sino que sea generada por nuestra propia experiencia, práctica y conocimiento.
Volviendo al manifiesto, creo que lo importante no es que sea un documento definitivo o de aceptación integral y sin enmiendas, sino que avive la discusión y propicie la asunción por los profesores de su responsabilidad y su lugar en todo esto. Lo deseable no es que haya un menifiesto, sino que se multipliquen como precipitado provisional de la reflexión sobre el tema llevada a cabo por grupos distintos de profesores o gentes interesadas en la educación.
Un ABrazo
Siempre a vueltas con lo mismo.
ResponderEliminarLo que es melancolía y regreso al pasado no es la añoranza de uno u otro sistema educativo sino la sempiterna aspiración a una educación que fabrique individuos - ciudadanos, como se dice ahora - lúcidos, libres, críticos con intereses que vayan más allá de la moralla con la que se fabrican aspiraciones, deseos, consumos, hipotecas, modelos de exito, identidades laborales, remuneraciones de sangre azul y sobre todo masas de conformistas y obscenos devoradores de un trágala hacia un totalitarismo de partidos y de un sistema corrupto regido por una casta analfabeta y voraz de cuyos desmanes solo se haran cargo los débiles de aqui y los muertos de allá.
Cuanto nos va a costar admitir que solo trás la debacle se tomará en serío eso que algunos, los más viejos y porque seguiran leyendo, y en algún libro polvoriento, recordarán que se llamaba educación.
En fín lo de siempre, ahora los profesores son las victimas, y lo son en la mayor parte. Pero hasta que no reconozcan su comnivencia con lo que hay serán creibles. Solo les recuerdo manifestarse por las congelaciones salariales. O como a los sindicatos sumarse a las manifestaciones de estudiantes. Ahora estos últimos les han perdido el respeto, logico, nunca se preocuparon de nada más que de ellos y su comodidad y las 18 horas y la congelación. Ahora los nenes se les echan a las barbas y los papas le pegan, vaya, se han dado cuenta y piden pluses de riesgo - jajajajajaja -.
Y los partidos se tiran por el suelo, pero que docilidad y ahora asustados.
Beeeeeeeeeeeeee.
Si de verdad los docentes quisieran formar ciudadanos no darían clase hasta que no hubiera un ámbito sano para esa ciudadania que dicen formar, democracia, separación de poderes, sindicatos sufragados por militantes, etc, etc.....
Lo de los conocimientos, valores y tal quizás entonces se podría plantear, mientras la voz del asno politico y el aplauso, el voto y el pan del tonto.
A joerse. Y dejar de llorar.
Buena visceralidad Sepptembrini; la comparto en bloque. No olvides repensar de todos modos lo que en realidad está detrás de la educación. A mi criterio y a la luz de la Historia: la "formación" no es la de una humanidad según la disfrazó la Ilustración, sino la que sirva realmente para mantener la sociedad tal como ha sido instituida. En ese sentido, es lógico que la educación se oriente ahora hacia la producción/reproducción de "adictos a la subvención" (o "protección"; esto es, por parte del Estado y "demás" padres). O sea: conservarse como sociedad burocrática, que eso es cada vez más en todos los sentidos. Y ésta también debe propender a conservarse como cualquier otra; lo necesita más allá de que ello la conduzca al colapso; lo que no puede evitar como a su vez el proceso que se observa en "la educación" lo pone, también, en evidencia por sí mismo (es algo que se manifiesta en todos los ámbitos de la sociedad uno a uno).
ResponderEliminarPedir peras al olmo es incluso suponer que sea sincero el discurso ilustrado al que aún se apela (residualmente, no obstante) como coartada bienpensante. Ni siquiera eso tiene significación.
Lo que vendrá "solo trás la debacle" tal vez sea a lo que aludes con eso de que "se tomará en serío"... pero "tras la debacle" la sociedad tal vez sea otra (o tal vez vuelva a reconstruirse algo similar mediante un rodeo)
y en ese caso, SU educación también tendrá otros contenidos con el mismo fin: conservarse a cualquier coste, irracionalmente.
Bueno Carlos, celebro que te haya gustado la visceralidad.
ResponderEliminarBrindo por que la compartas y entiendo que haya que ponerle correas, de seguro, nunca sabemos de lo que hablamos.
Me parece bien, son tiempos que no son mios, mi tiempo es muy corto, yo ya estoy deseducado y los que vendrán serán mejores, y nosotros nos dedicamos a reescribir nuestro pasado y a no quedarnos cortos hacia el futuro.
Tampoco me dedico a la docencia.
Los que se dedican tienen dos opciones, la visceral o preocuparse de ser buenos maridos, buenas esposas, y buenos padres, lo que no sea eso y no sea visceral es buscarse un tema de conversación para la cena.
En fin, que tampoco me aporta la visceralidad.
Un abrazo.
Pd. la sociedad, como la ilustración, etc, son conceptos operacionales.